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Gara > Idatzia > Mundua 2006--05-08
El David checheno reta al Goliat ruso en el Cáucaso Norte
El Ejército ruso ha anunciado estos días grandes maniobras en el Cáucaso Norte. Su comandante en jefe, el presidente Putin, ha confesado su creciente preocupación ante un eventual levantamiento de toda la región. La resistencia chechena, presidida por Abdul Karim Saidulaiev, ultima esta primavera una estrategia de alianza con el resto del Caúcaso bajo la bandera del islam y de la oposición a Rusia.

Un año después de la muerte del presidente checheno y líder de la resistencia, Aslan Masjadov, todos los indicios apuntan a la extensión del campo de batalla desde Chechenia ­donde la guerra de guerrillas de la resistencia causa bajas diarias al Ejército ruso­ al conjunto de la región del Cáucaso Norte, desde Adiguea en el oeste hasta Daguestán, en la orilla del mar Caspio.

Abdul-Karim Sadulaiev, sucesor de Masjadov, lidera toda una serie de iniciativas en esa dirección. Ya el año pasado, emitió un decreto por el que declaraba abierto oficialmente el frente caucasiano. Más recientemente, ha hecho públicas órdenes que apuntalan la coordinación de este frente, desde el ámbito político y militar.

Sometidos a 12 largos años de guerra invasora ­con el interregno de la paz alcanzada tras los acuerdos de Jassaviurt, en 1996­, los chechenos son conscientes de la imposibilidad de vencer en solitario al gigante ruso, más aún cuando, tras aprender del desastre de su primera guerra, apostó en la segunda por una feroz campaña de aniquilamiento militar.

Pero la historia también se alinéa con esta nueva estrategia. Una historia de resistencia al colonialismo ruso que registró levantamientos coordinados por todos los pueblos de fe musulmana del norte del Cáucaso.

La literatura de la actual resistencia chechena pone el acento en el levantamiento del jeque Mansour, en el siglo XVIII, y en Chermoev, líder de la Confederación de las Naciones Caucasianas, un estado independiente de facto en plena guerra civil tras el triunfo de la Revolución de Octubre de 1917.

La reivindicación de una república soviética de los pueblos montañeses del Cáucaso fue abanderada por buena parte de estos pueblos en su lucha contra los Ejércitos blancos (zaristas), promesa traicionada por el victorioso Ejército Rojo.

El islam por bandera

Pero Mansour, en el que se inspiraron los siguientes líderes ­como medio siglo después el imam Shamil, el León de Daguestán­, unió a los pueblos montañeses bajo la bandera del islam. Una unificación desde la religión muy del agrado de los sectores de la resistencia capitaneados por el comandante Shamil Basayev y por Movladi Udugov, quien en la primera guerra se hizo famoso por su dirección de la campaña informativa del conflicto. Estos sectores, entre los que se incluyen corrientes que defienden la creación de un califato en el Cáucaso Norte, tratan de empujar a Sadulaev a esta opción, reconociéndole como el imam del Cáucaso Norte.

En una reciente entrevista en la web resistente Kavkaz Center, Udugov daba por enterrada la estrategia de Masjadov ­independencia condicional y administración internacional de la república para detener el genocidio­ y anunciaba la extensión de la guerra «al corazón de Rusia» negando a la «comunidad internacional» legitimidad para criticarla.

Saidulaev ­que remplazó a Masjadov, muerto en marzo de 2005 en una trampa del FSB, que utilizó como cebo una invitación a las negociaciones­, ha confirmado la constitución de Chechenia como un estado islámico en el que la fuente de todas las decisiones es el Corán y la Sunna, aunque ha recordado que esta conversión fue un proceso iniciado por Dojar Dudaiev, primer presidente de la Chechenia libre, y consolidado por el propio Masjadov, tanto antes como en plena segunda guerra ruso-chechena.

Ello no supone, sin embargo, que el hoy presidente de la Chechenia irredenta haya hecho suyos los postulados de la resistencia más islamista. Sadulaev ha reiterado recientemente su respeto a la legalidad internacional, compromiso que realizó tras la muerte de su antecesor en el cargo, aunque, eso sí, ha exigido el compromiso de la comunidad internacional, «de la sociedad civilizada, con los valores básicos de la nación musulmana de Chechenia».

Todo apunta a que Saidulaev mantiene un equilibrio, siempre difícil, entre las dos tendencias de la resistencia, la «islamista» y la de los sectores más «nacionalistas». Una muestra de ello fue su reciente decisión, el pasado mes de febrero, por la que decretó que «todos los jefes de los ministerios y los departamentos del Gabinete de Ministros del Gobierno deben quedarse en territorio checheno». La decisión supuso la destitución de Ajmed Zakaiev, representante del Gobierno ante la Unión Europea, y de Udugov, ministro de Información, ezarzados ambos en una dura polémica en torno a la estrategia de la resistencia.

Frente a un Zakaiev partidario de la mediación internacional y un Udugov que denuncia que «el mundo ha declarado una guerra abierta al islam», Sadulaev reivindica el acervo común, histórico y religioso, de los pueblos del Cáucaso y apela incluso a la creación, en el futuro, «de un estado confederativo del tipo de la Unión Europea».

En el presente, apela a la unidad caucásica en la guerra contra Rusia. Una apelación que está teniendo su plasmación en combates y levantamientos en la práctica totalidad de las repúblicas vecinas.

El presidente ruso, Vladimir Putin, confesó a principios de año, que «estamos más preocupados por la situación en otras partes del Cáucaso que en Chechenia». Sus tropas realizaron hace días «grandes maniobras» en la región.

«El verano será caliente. Todo estallará. La cuestión es cuándo», vaticina Pavel Felgenhauer, especialista militar ruso. -

DONOSTIA



La reaccion de los colaboradores
El presidente del Parlamento pro-ruso de Grozni, Dukvaka Abdurakmanov, propuso la unificación de Chechenia con las vecinas repúblicas de Ingushetia y Daguestán.

Chechenia e Ingushetia tienen lazos comunes tanto entre su población como en su historia. Unidas en un mismo ente en la era soviética ­salvo en períodos especiales­ se separaron en octubre de 1991.

Entre el centenar de etnias que pueblan Daguestán se incluye un importante grupo de chechenos étnicos.

El Kremlin utilizó la incursión de Basayev en Daguestán en apoyo de sus aliados islamistas del otro lado de la frontera como excusa para la invasión de Chechenia, en 1999.

La propuesta lleva el sello del primer ministro, Ramzan Kadirov, quien también ha abogado recientemente por introducir la Sharia (ley islámica) como fuente del derecho en Chechenia.

Un intento de apuntalar su poder mafioso en la devastada república.


 
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