Laboristas lanzan un ultimátum a Tony Blair
LONDRES
Un grupo de parlamentarios laboristas británicos se dispone a lanzar un ultimátum al primer ministro, Tony Blair, para que presente antes de finales de julio un calendario para el traspaso de poderes a su eventual sucesor.La carta, firmada hasta ahora por unos cincuenta diputados, incluidos algunos que ocuparon altos cargos en gobier- nos de Blair, insta a la dirección del partido a tomar cartas en el asunto si el primer ministro se niega a ello. Mientras tanto, en una entrevista con la cadena GMTV, el hombre que aspira a sucederle, el ministro del Tesoro, Gordon Brown, afirmó ayer, en un claro mensaje a Blair, que los laboristas no pueden desoír el «aviso» de los electores y que el partido «debe renovarse». Brown se refería así al desastre sufrido por los laboristas en las elecciones locales inglesas del pasado jueves, cuyos resultados, extrapolados a unas legislativas británicas, colocarían al laborismo en tercer lugar, tras conservadores y liberales demócratas. Según explicó Brown aludiendo al hecho de que Blair ha renunciado a presentarse a un cuarto mandato, está claro que habrá «una transición a un nuevo líder, sea quien sea éste» y «lo importante es que nos pongamos a estudiar cómo lo hacemos». Es ésta también una reclamación que hacen en su carta los rebeldes laboristas, según los cuales «un requisito previo para un cambio ordenado (al frente del Gobierno) es un calendario claro y procedimientos transparentes». El ultimátum es visto por los aliados de Blair como un complot destinado a derrocar a su líder, elegido democráticamente hace un año, y a imprimir una nueva dirección al partido, una vuelta al viejo laborismo.
Vacilaciones de Brown
Algunos rebeldes se muestran en privado descontentos con las vacilaciones del propio Brown, que no se atreve, según ellos, a plantarle cara directamente al primer ministro sino que parece volverse atrás una y otra vez en el último momento. Esa prudencia es comprensible, según quienes rodean a Brown, porque lo último que desea éste es heredar un partido laborista en situación de guerra civil.Sin embargo, los rebeldes creen que las cosas han ido ya demasiado lejos: al descontento con la impopular guerra de Irak, en la que mueren cada vez más soldados británicos, se suman los últimos escándalos, que están contribuyendo a que se asocie cada vez más a los laboristas a la «corrupción» y a la «ineficacia».
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