Viaje a la historia de Euskal Herria
·El Museo Euskal Herria de Gernika inicia una nueva etapa con la ampliación y remodelación de sus instalaciones
Coincidiendo con la celebración del Día Internacional del Museo, la Diputación Foral de Bizkaia inauguró ayer una nueva etapa del Museo Euskal Herria, tras finalizar un proceso de renovación y ampliación de sus instalaciones. Ubicado en Gernika, junto a la Casa de Juntas, el museo ocupa un antiguo edificio señorial y dedica su contenido a dar a conocer la historia y la etnografía del país mediante una combinación de nuevas tecnologías y exhibición del patrimonio.
GERNIKA
El Museo Euskal Herria, subtitulado ahora “La Huella de un Pueblo”, ha pasado dos años de obras, aunque sólo ha cerrado sus puertas estos últimos días. De hecho, el año pasado recibió 18.000 visitantes, según los datos facilitados por la Diputación. Tras los trabajos de remodelación, que han costado 540.000 euros, por fin ayer abrió sus puertas proponiendo un viaje cultural a través de Euskal Herria con temas que abordan desde la historia a la gastronomía, costumbres, geografía o deportes.
La mayor novedad es la incorporación de un edificio anexo las antiguas caballerizas del Palacio, destinado a albergar exposiciones temporales. Las fotografías del navarro Xabi Otero inauguran este espacio hasta el 2 de noviembre. Pero, además, el discurso expositivo ha cambiado por completo. Sus más de 800 obras se han redistribuido, incorporando nuevas adquisiciones, la mayoría provenientes de donaciones de particulares. «La verdad es que cada objeto tiene sus propia historia. Nos han cedido todo tipo de cosas, desde la cesta punta con la que jugaba Churruca hasta una urna de votaciones del Ayuntamiento de Arratzu», señaló ayer la directora del museo, Felicitas Lorenzo.
Nada más entrar en el edificio principal, el visitante se encuentra con las maquetas de caseríos, iglesias y poblaciones, entre las que llama la atención una reproducción del caserío-lagar Igartubeiti de Itsaso, Gipuzkoa. Esta sala alberga también una magnífica colección de cartografía, donde figura el mapa más antiguo conocido de Gipuzkoa, así como objetos etnográficos relacionados con la navegación. Junto a estas piezas destacan cuadros como “Pueblos de leyendas”, de José María Sert, óleos de los hermanos Arrue o los paisajes y retratos de Juan de Barroeta. Un piso más arriba está la planta que se dedica a la historia, con un recorrido que se inicia en la Romanización. Cada herrialde tiene asignada una sala en la que se presentan los acontecimientos más significativos en torno al nacimiento y abolición de los Fueros, todo ello complementado con un audiovisual. En esta planta llama la atención el emblemático cuadro “El árbol Malato”, de Mamerto Segui (1862-1908) o una pintura encargada a Jesús Mari Lazkano sobre la Aduana de Araba. También se ha guardado un hueco al tema “Euskal Herria en el mundo”, donde, además de exponerse retratos de vascos internacionales, caso de Elcano, se expone un Mapa de la Diáspora.
La colección más moderna se ha ubicado en la segunda planta, donde se tratan los deportes típicos, mitos y creencias, danzas, música, euskara y gastronomía. Diseñado por el equipo de arquitectura de Peña Gantxegi, esta nueva sala mantiene el espacio diáfano, pero dividido por estructuras de madera que funcionan de soporte expositivo. Es aquí donde se encuentran los montajes multimedias, como el denominado Cubo de los Deportes, un espacio en el que el espectador se ve rodeado por imágenes de herri kirolak, algunas de ellas de principios del siglo XX. En el apartado dedicado al euskara, se puede escuchar en varios idiomas un bertso de Fredi Paia, y en el musical se da opción a oír las composiciones de los autores vascos.
Un palacio que sobrevivio al bombardeo
GERNIKA El Palacio Alegría, donde se ubica el Museo Euskal Herria de Gernika, es un edificio barroco construido en 1733, que quedó intacto tras el bombardeo que sufrió la villa en 1937. En principio fue una torre medieval perteneciente a los Ibargüen, una familia noble local anfitriones del rey Católico cuando vino a Gernika a jurar los Fueros en 1476. En 1717, al estallar la revuelta conocida como la Matxinada de Aduanas, los sublevados quemaron la torre. Tras la Matxinada, su dueño la reconstruye, ajustándola a los gustos más residenciales y urbanos de la época. En 1982 la Diputación la adquiere y rehabilita para convertirlo en el Museo Euskal Herria, que abre sus puertas en 1991. El remate al proyecto expositivo del Museo lo constituyen sus jardines, de estilo francés e inglés, respectivamente. En el segundo, hoy Parque de los Pueblos de Europa, se encuentran dos emblemáticas esculturas: “Gure aitaren etxea” (1988), de Eduardo Chillida, y “Large figure in a shelter” (1986), de Henry Moore, una mole de 20 toneladas de bronce.
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