Iñaki Altuna
¿Sin garantías?
Tras la irrupción ayer de las fuerzas policiales españolas en una comparecencia pública de Batasuna, parece demostrarse que las valoraciones realizadas justo después de la puesta en libertad de ocho mahaikides, en las que se comenzaba a hablar de la Audiencia Nacional como un obstáculo superado, fueron un tanto precipitadas. El deseo de un avance definitivo en el proceso de resolución se vuelve a encontrar con la terca realidad de la imposición y la represión. Y, lo que es casi peor, se constata que los factores de bloqueo tienen siempre mejores resortes y mayor movilidad para hacerse efectivos que aquellos otros mecanismos que deben ponerse en marcha si se quiere desbrozar el camino de la solución. La misma declaración de Patxi López comprometiéndose a reconocer como interlocutor a Batasuna no se produjo hasta que se dio la voz de alarma de que el borde del abismo podía estar cerca, y tampoco sería de extrañar que todavía el cumplimiento real de dicho compromiso se vea asaltado por toda suerte de declaraciones contradictorias, matizaciones bizantinas y rebuscadas pegas.
La mejor oportunidad habida nunca para la paz, en palabras del propio Rodríguez Zapatero, apenas ha contado hasta ahora con la mínima respiración asistida por parte del Gobierno español y el partido que lo sustenta (en versión estatal o autonómica y foral). Cierto es que el PP realiza una fuerte presión contra el mínimo atisbo de avance hacia la salida democrática. La duda a despejar consiste en saber si el PSOEaprovecha ese hostigamiento de la derecha cavernícola para, a la hora de la verdad, no moverse ni lo justo y aparentar, al mismo tiempo, una audacia deslumbrante.
Los juicios de intenciones, llenos siempre de subjetivismo, resultan difíciles de calibrar. Por eso, al Gobierno del PSOE sólo cabe pedirle que haga efectivas las garantías mínimas que un proceso de estas características exige, entre ellas, claro está, la eliminación de las trabas impuestas a uno de los interlocutores imprescindibles para su desarrollo pleno. Si las garantías continúan incumpliéndose, difícilmente se podrá avanzar con la intensidad y profundidad precisas. En ese caso, más que con juicios de intenciones nos encontraremos con terribles certezas, como la de que Rodríguez Zapatero y los suyos están dispuestos a echar a perder esta oportunidad para construir la paz. -
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