Deberíamos aceptar que muchos vascohablantes han dispensado al euskara un trato descuidado. El mayor lastre para el euskara es su no utilización por parte de sus hablantes». Esta frase está entresacada del proyecto 2005-2009 del Departamento de Política Lingüística del Gobierno de Lakua. Una expresión que viene a ser la reformulación de esa célebre cita que reza que una lengua no se pierde porque no la aprenden quienes no la saben, sino porque no la utilizan los que sí la saben. Sin negar la parte de verdad que puedan contener estas afirmaciones, Kontseilua celebró ayer una jornada de conferencias para cambiar la pelota de tejado y situarla en la de aquellos que deben fomentar y garantizar el derecho a utilizar la lengua vasca.
«Fomentar la utilización no es sólo responsabilidad de los vascohablantes, sino que se necesita una nueva política lingüística que ponga fin a la vulneración sistemática de los derechos lingüísticos», sentenció XabierMendiguren, secretario general de Kontseilua, a la hora de exponer sus conclusiones.
La jornada, que tuvo lugar en el Centro Cultural Koldo Mitxelena de Donostia, se desarrolló bajo el título genérico de «En castellano, por favor». Una frase que, según el propio Mendiguren, quienes desean utilizar el euskara tienen que escuchar «más de lo que nos gustaría».
El primero en rebajar el nivel de «culpa» de los vascoparlantes fue José Luis Alvarez Enparantza, Txillardegi, quien explicó que la tasa de utilización del euskara (13,5%) es alta en relación al porcentaje de personas que conocen la lengua (27%).
«Los euskaldunes bilingües, por decirlo de alguna forma, estamos adoptando una postura militante, por tanto, la única forma de lograr que se utilice más es cambiar las bases», manifestó Txillardegi.
El sistema educativo
En esta última frase se encierra una de las conclusiones básicas de la jornada: la utilización se incrementará cuando aumente el conocimiento. Al respecto, Mendiguren acudió a la base de la pirámide, la enseñanza. «En Euskal Herria, dos de cada tres estudiantes finalizan su ciclo educativo sin euskaldunizar», indicó. En reiteradas ocasiones, los organismos que trabajan en pro del euskara ya han denunciado esta situación, que se produce, salvando las distancias porcentuales, tanto en aquellos lugares donde la lengua vasca no es oficial como en los que sí lo es.
Los obstáculos se incrementan según se avanza en el sistema educativo, ya que el alumnado que conoce el euskara tiene grandes problemas para cursar en esta lengua sus estudios universitarios o de Formación Profesional. No es que no quieran, es que no pueden.
«El euskara no está adecuadamente protegido ni legalmente, ni políticamente, ni administrativamente ni socialmente», aseveró Xabier Mendiguren. Pruebas de ello aportó María Jose Azurmendi, directora de la revista “BAT Soziolinguistika”, quien explicó cómo influye en el aspecto emocional la imposibilidad de utilizar la lengua vasca, algo que sucede en múltiples ocasiones y que, sin embargo, no sucede con el castellano en Hego EuskalHerria o con el francés en Ipar EuskalHerria.
Paul Bilbao, director de Hizkuntz Eskubideen Behatokia, ahondó en esta cuestión al repasar los diagnósticos que este organismo viene realizando durante los últimos años y en cu- yas conclusiones se recogen las quejas que la ciudadanía les remite a través del teléfono habilitado para esta cuestión.
Otro de los déficits existentes a la hora de potenciar el uso del euskara es el de la euskaldunización de adultos, tarea en la que destaca, pese a las incontables trabas, la labor realizada por AEK. La jornada se cerró con la intervención de Karmen Irizar, directora de Topagunea, quien detalló los programas que se realizan para fomentar el uso del euskara entre la ciudadanía.
Escasa presencia
En el colofón, Xabier Mendiguren denunció la escasa presencia de la lengua vasca en ámbitos como las nuevas tecnologías, el paisaje lingüístico carteles de tráfico, paneles informativosŠ o en los medios de comunicación, así como la falta de un corpus jurídico que no permita la vulneración de los derechos de los euskaldunes.
Por ello, no dudó en reclamar una nueva política
lingüística basada en una serie de características, tales como el
establecimiento de «plazos y objetivos concretos», la «dotación de los recursos
necesarios», que llegue «a todos los sectores de la sociedad y a todo el
territorio de EuskalHerria», que abarque «tanto la Administración general como
la municipal», que fomente la utilización y en la que «colaboren conjuntamente
tanto las instituciones como los movimientos sociales». Mendiguren subrayó que,
si se lograra esto, todavía habría mucho trabajo por delante. -