La derecha acusa a Lula del asalto al Congreso por campesinos sin tierra
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, condenó el asalto al Congreso protagonizado el martes por campesinos sin tierra y aseguró que «los responsables pagarán por los actos practicados». La derecha, de campaña electoral desde hace meses, le acusa a él de lo ocurrido por ser «demasiado tolerante».
BRASILIA
La prensa de Brasil contenía ayer duros e inusuales editoriales en los que le saca punta a la amistad de Lula con Bruno Maranhao, líder del Movimiento de Liberación de los Sin Tierra (MLST), que al frente de unas 500 personas dirigió el martes un espectacular asalto al Congreso. La protesta era por las demoras del Parlamento, y también del Gobierno, en la ejecución y aprobación de planes de reforma agraria prometidos por Lula en su campaña. La manifestación acabó con unos 26 heridos, uno de ellos en estado grave, cerca de 500 detenidos y enormes destrozos en el Parlamento, en cuyas puertas e interior todavía ayer se veían las huellas de lo sucedido.
Maranhao es miembro de la dirección nacional del Partido de los Trabajadores (PT), secretario nacional de Movimientos Populares de la formación que llevó a Lula al poder en 2002, y ha sido recibido con otros líderes del MLST en el Palacio presidencial de Planalto.
«No sorprende que haya pasado. La tolerancia de las autoridades con la sucesión de actos ilegales y de creciente violencia cometidos por los Sin Tierra sirve de estímulo para acciones más osadas», sostenía ayer el diario “O Globo” en un editorial de primera página.
La oposición política no dejó pasar la oportunidad. Cargó contra Lula y le acusó directamente de ser «el responsable» de lo que el propio Gobierno calificó de «atentado contra la democracia». Geraldo Alckmin, candidato presidencial del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y principal rival de Lula en las elecciones de octubre, dijo que «el vandalismo en el Congreso ha sido consecuencia de la incapacidad del Gobierno para hacer cumplir la ley. El Gobierno y el PT estimulan ese comportamiento violento con la tolerancia hacia sus amigos».
Hasta ahora, los escándalos en torno al PT y al Gobierno no han menguado la popularidad de Lula, claro favorito para ser reelegido el 1 de octubre próximo. Pero la campaña oficial comenzará el 1 de julio y la oposición acumula munición para atacar a Lula en el flanco abierto por sus antiguos compañeros en torno a la corrupción.
El Colegio de Abogados ha pedido abrir una investigación penal contra Lula, alegando su «omisión» frente a prácticas de corrupción «cometidas por los más allegados auxiliares al jefe del Ejecutivo». Según manifestó el propio Lula el martes, la acción de los abogados no pasa de «un chisme político» que no merece comentarios. No obstante, sobre eso la Justicia deberá decidir y lo hará en plena campaña electoral.
En un acto público, Lula recordó ayer que comenzó su vida política «en los movimientos sociales», como sindicalista, y que también organizó y participó en cientos de manifestaciones, pero siempre consciente de que «la democracia impone un límite de responsabilidad».
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