Estamos acostumbrados a que cualquier acuerdo producto del Diálogo Social sea recibido en Euskadi con la consabida lista de descalificaciones, interpretaciones parciales y demagogia en cantidades industriales. También que los actores habituales de esta opereta fueran determinadas organizaciones sindicales (normalmente ELA y LAB) y, que especialmente la primera, se dotara de voces corales que revistieran de progresismo irredento una voz de solista que desafina por graves y agudos cuando se acerca a estas materias.

En lo que respecta a los últimos acuerdos en materia de Empleo y Seguridad Social, la cosa ha tenido su punto de novedad. Los habituales tenores se han visto acompañados de auténticos “triunfitos” en esto de soltar gallos sin rubor. Ni más ni menos que responsables de la consejería de Trabajo del Gobierno Vasco se han reservado un papel estelar para interpretar una partitura. De oído, eso sí. Sería bueno que todos, pero especialmente los responsables políticos de la cosa, tuvieran el detalle de leerse el libreto, aprenderse la letra, y entonces, si quieren, decir inexactitudes. Porque entre la demagogia y el patetismo a veces media un escaso trecho.

Entre los habituales, también su originalidad. De la manipulación más o menos burda hemos pasado a mentir. Sí. Abiertamente. Resulta sorprendente que en una revista del sindicato ELA, aparezca literalmente la «información» que dice: «la gente que entre en el mercado de trabajo va a tener un despido improcedente de 33 días por añoŠSe opta porque esta sea la única indemnización para los despidos improcedentes». Esperemos que las páginas de «demagogia y afines» estén nítidamente separadas de las de la asesoría jurídica, porque si no la cosa tiene su migaŠ Por si interesa, habría que recordar que a partir de la creación del Contrato Indefinido del 97 (el de los 33 días), no bajó el porcentaje de contratación indefinida ordinaria (la de 45 días); que la temporalidad se redujo casi 8 puntos en el sector privado, y que fue en el contexto de un sector público como principal precarizador de empleo y la ruptura del diálogo social por parte del PP, donde se dio el repunte general de la temporalidad que ahora se pretende corregir.

Lo que ya tiene gracia son las valoraciones sobre la Seguridad Social. El problema de escribir cosas es que permanecen en el tiempo. Hace años ELA hablaba literalmente de su coincidencia con un estudio de la fundación del BBV (con su «síntesis» literalmente) que preveía las siete plagas para el sistema público de Seguridad Social. Luego criticó el Pacto de Toledo, con la separación de fuentes de financiación y la «nueva foto» que aparecía de la Seguridad Social. Ahora, la cosa es que la Seguridad Social está tan bien que no hace falta tocar nada.

CCOO sabe que no merece la pena entrar a discutir con quien sin ningún rigor pretende deslegitimar todo. La confrontación de modelos sindicales en Euskadi no es el maniqueo y repetitivo discurso entre acompañantes y confrontadores. Nuestra apuesta es y va a ser el reforzamiento del poder contractual del sindicato en todos los niveles.

En el de la Concertación Social. Porque sin la participación sindical sólo hay unilateralidad de los gobiernos y lobby patronal. Y participar en el Diálogo Social no es sinónimo (desgraciadamente) de acuerdo. También de confrontación y pelea. Las Huelgas Generales son el contrapunto a los pactos sociales. Algunos boicotean ambas (¿dónde están los frutos del 19 J?)

En la Negociación Colectiva Sectorial, porque somos un sindicato de clase, que defiende instrumentos solidarios y generales frente a los que pretenden corporativizar las relaciones laborales, aunque lo disfracen de radicalismo oral, «confrontación de Teleberri» y se compren las huelgas.

Y en la empresa. Por supuesto en la empresa, intentando crear organización, transmitir criterios y valores, y asumiendo la complejidad y las contradicciones de cualquier movimiento que se pretenda de masas. -