La adulación exagerada, melosa, termina siendo más hortera que la tonadilla esa de Opá via hasé un corrá o su versión futbolística, más insoportable si cabe.

Ahora ya tienen un nuevo ídolo, un nuevo Sandokán, una nueva Marilyn a los que aplaudir, con los que soñar. Terminarán imprimiendo pósters con los que decorar sus habitaciones de adolescentes intelectuales. Al tiempo.

Ayer Lucía Méndez, en “El Mundo”, comenzaba su ración de miel con una referencia a una obra de Buero Vallejo y nos decía que «la Audiencia Nacional es como ‘Historia de una escalera’. Un lugar donde jueces y fiscales viven en comunidad, subiendo y bajando la escalera...». Si pregunta en Euskal Herria, le dirán que la Audiencia Nacional se parece más al castillo de Drácula que a una comunidad de vecinos. Extasiada ante el póster de su nuevo sex-symbol, se confiesa: «Hace poco más de un año, llegó un juez nuevo a la escalera para sustituir a la gran estrella del piso superior, Baltasar Garzón, el hombre que veía amanecer desde la inmensa altura de su ego». Y, a continuación, la explicación: «Fernando Grande-Marlaska causó un gran revuelo porque era más joven y más guapo que Garzón». No tiene tanto méritoŠ

Pero los motivos de la admiración van más allá de su flequillo o su nariz picuda: «Enseguida acreditó su osadía, poniendo cerco a Batasuna y Otegi en un momento inconveniente para los planes políticos del presidente del Gobierno. El alto el fuego de ETA no le paró. Marlaska siguió obligando a comparecer a Otegi como presunto delincuente y se convirtió así en un héroe para la derecha española, la AVT y todos los que se oponen a los planes de Zapatero para un final dialogado de la violencia». O sea, el héroe de los que quieren que haya violencia. No está mal que lo digan ellos mismos.

Tras aplaudir que el juez se casara con su novio, empieza la loa de baratillo: «El juez se revela como un hombre tolerante y moderado a quien asustan los extremismos y radicalismos de un lado y de otro (...). Como un hombre tímido y humilde, con profundos valores familiares». De Franco sus fans decían lo mismo...

Y la guinda: «Aunque sólo fuera la mitad de perfecto de lo que parece, y con la venia, nos gustaría que este Fernando siguiera impartiendo justicia en la Audiencia, porque a Garzón ya le tenemos muy visto subiendo y bajando la escalera. Ni punto de comparación». Si, al final, terminará por hacerle bueno al anterior... - msoroa@gara.net