Al menos una cosa clara: no por mucho gritar se te entiende más. Hay personajes televisivos que han encontrado en el volumen su razón y sus razones. Pero cuanto más gritan menos se les oye. Otros gritan, vociferan, alardean de cuerdas vocales y acaban provocando una comunicación afásica. Cuanto menos contenido más gritan. Cuanto menos tienen que decir más palabras sueltan. Es una ley de la mecánica recreativa. Es una ley clásica del boxeo, hay que golpear fuerte y flojo, para no saturar y no convocar a todas las defensas al mismo lugar.

Lo escribo despacito: no se puede prohibir una manifestación. Es pecado de lesa democracia. No se puede callar una voz, primero se escucha y después, si procede, se aplica la ley. Lo que está haciendo el excelentísimo señor juez con perrita es una provocación, una estrategia del grito, una actuación coordinada con el señor Acebes. Es antidemocrático prohibir una manifestación. Lo es y lo será siempre, con ley de partidos o sin ley de partidos. Que se manifieste quien quiera y después aplicamos la ley. ¿No dejan manifestarse a los fachas de toda la vida? ¿No insultan y claman con consignas anticonstitucionales y antidemocráticas? ¿No agreden a otros manifestantes? ¿Por qué no actúa previamente el excelentísimo señor juez con portada?

Pero los gritos llegan en todos los territorios catódicos, en todos los programas, géneros y estilos. Algunos con mayor intención. Los del corazón son griterío y desazón. ¿Tan mal está la ciudadanía como para atender a estas miserias amplificadas a gritos? Y en el fútbol tenemos en estos momentos un auténtico fenómeno del grito y la vacuidad en el señor Montes, vocero de La Sexta. Es impresentable. No es de recibo. Le he escuchado a Julio Salinas pedirle que se calle un poco para que pueda decir algo ante la ejecución de un gol. No deja hablar a nadie. Grita, dice frases hechas, tópicos. Volumen sin contenidos; gritos indocumentados. Y está claro que quienes nos ocupamos de estos asuntos televisivos le dedicamos mucho espacio. Es su triunfo. Pírrico. Su cháchara barata molesta. Y es motivo de chistes populares por sus meteduras de pata lo que no es bueno para la cadena. -