Tres testimonios de una lacra mundial
ramon pique, victoria mendoza y gaizka larrinaga son tres ciudadanos que, en sus respectivos paises, y en otras tantas coyunturas, han sufrido la practica de la tortura.fueron los encargados de trasladar sus reflexiones en la mesa redonda que santurtziacogio el viernes con motivo de las jornadas internacionalistas. sin duda, coinciden enque hay que denunciar esa «lacra», pero saben de primera mano que tampoco eso es facil.
«Nuestras denuncias fueron archivadas como ‘autolesiones’»
RAMON PIQUE
«Fuimos detenidos en el 92, cuando se celebraban los Juegos Olímpicos en Barcelona, y, 12 años después, el Tribunal de Estrasburgo nos dio la razón. Aquellos Juegos Olímpicos se querían aprovechar de algún modo para decir «¡Catalunya existe!», fue un contexto concreto en el que había un espíritu de catalanizar los Juegos. Y desde instancias españolas se perseguía frenar ese intento. Y se consiguió (...). En una operación llevada a cabo hubo casi 60 detenidos... Fuimos cabezas de turco, porque luego se pactó lo que conocemos como ‘la paz olímpica’. Nos decían: ‘Vosotros confesar lo que sea, que luego nos han prometido que saldréis todos’. La operación fue conocida por las torturas, golpes con barras, la bolsa de plástico, electrodos, torturas sicológicas (...) Decían que debíamos admitir que sí teníamos el famoso manual que decían que teníamos, como dicen que tienen los vascos. Uno de los objetivos era obtener nuestra declaración. Hubo intentos de suicidio en dos casos, con autolesiones, y lo usaron para decir que nuestras marcas eran derivadas también de lo mismo (...). Todas las denuncias por torturas fueron todas archivadas con el argumento de ‘autolesiones’. El médico forense intentaba coger lo mínimo posible en sus informes y nos decía cosas cómo ‘¿ha podido descansar?’ o ‘procure no pensar’. Yo se lo dije todo, y no sirvió de nada. En el informe yo tenía una fisura en la cara ponía lo evidente, y decían que me había dado golpes con la puerta. Pero según su informe, todo era producto de autolesiones. En 1995 nos juzgaron. En el tribunal, los 25 encausados dijimos lo de las torturas, y el fiscal pedía que no insistiéramos en ello. Pero, dos años después, iniciamos el proceso, que acabó a los siete años en Estrasburgo (...) El abogado del Estado decía que todo eran falsedades, que éramos grupos criminales y que no era argumento de peso lo de las torturas. Cuando llegamos a la vista oral de Estrasburgo, decía que era la estrategia de denuncia de los criminales... e incluso comentaba que cómo iba a haber torturas en un sumario dirigido por Baltasar Garzón (...) El tribunal admitió nuestra denuncia, y al de dos años llegó la sentencia favorable. Consideraron que sí había indicios de torturas, y que no se había investigado. Condenó al Estado español a pagar 8.000 euros a cada uno de nosotros. Esa cantidad coincidía con la que dieron a una mujer que había interpuesto una denuncia contra un bar, pues decía que por el ruido no podía dormir».
«Mi hermano veía cómo violaban a mi hermana a diario»
VICTORIA MENDOZA
«En México no llegamos a tanto como para poner la
denuncia, ni siquiera tenemos opción de denunciar. La tortura allí se vive día a
día, y de todas formas. Y el método más habitual en contra de las mujeres es la
violación.
Soy la menor de seis hermanos: cuatro fuimos detenidos y
torturados. La peor tortura siempre va a ser la tortura sicológica: escuchar que
torturen a tus familiares. Mi hermana y yo estuvimos deteni- das 11 días,
mientras que mis otros hermanos pasaron tres meses. A mi hermana la violaron
diariamente en ese periodo, y a mi hermano le hacían presenciar la violación.
Fue en la época del presiden- te López Portillo, y fue
también una tortura muy grande para mi madre, que quería ver los cuerpos de sus
cuatro hijos. Y, tenía toda la razón, nos estaban haciendo de todo: agua,
elec-tricidad, golpes, violaciones... Todo el mundo sabe los méto-dos que
utilizan en cualquier lugar. La tortura es algo muy frecuente en México, hay mu-
cha corrupción entre los políti- cos, entre los policías...
Ahora, la verdad, estoy mu- cho más enterada de lo que
pasa en el País Vasco, que es el sitio donde vivo actualmente. Pero, desde
luego, lo que me interesa es que se denuncie la tortura, siempre y en todo mo-
mento».
«Nos imputan eso, pero el manual lo tienen ellos»
GAIZKA LARRINAGA
«Intentaré situar en el contex- topolítico actual la
dinámica contra la tortura que los pro-pios torturados queremos po-ner en marcha
en Euskal He-rria, desde la perspectiva y el enfoque político de esa práctica;
desde la necesidad que hay de una estructuración de lo que son los torturados.
Fui detenido hace más de diez años por la Policía
Nacional, se me aplicó la Ley Antiterrorista y la incomunicación (...) Más
recientemente, hace un año y medio me detuvo la Guardia Civil, y prácticamente
fue lo mismo: me aplicaron la misma ley, me llevaron a Madrid y me tuvieron
durante cinco días en los calabozos.
Fueron días muy duros e intensos, igual en la segunda vez
se dio una situación de torturas más salvaje, tanto sicológicamente como
físicamente. Fue una redada en Bizkaia en la que en varios días detuvieron a 15
personas. Todos acabamos en Madrid y padecimos distintas torturas, que
consistieron en el hecho de estar incomunicados, siempre con un antifaz o una
capucha para que no pudieras ver nada, la luz permanentemente encendida, no
dejarnos dormir, golpes, humillaciones, vejaciones, constantes ejercicios
físicos... que te llevan hasta la extenuación. Aplicación de bañera, bolsa al
cuello, descargas eléctricas, e incluso hubo algún caso de violación. Siempre
nos imputan tener un manual para denunciar las torturas, pero parece que el
manual lo tienen ellos (...). Lo que nos tocó vivir era como una gota más en el
mar de los torturados en Euskal Herria.
Tenemos la friolera de que en los últimos 25 años han
sido 15.000 los detenidos, y de ellos, hay constancia de denuncias judiciales
por torturas en más de 6.000 casos, hay 8 muertos por torturas en calabozos
(...)»
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