Raimundo FITERO
El Metro
El transporte urbano metropolitano, el famoso Metro, según se ha comprobado a los largo de su ya extensísima existencia a los largo del siglo XX, y lo que llevamos del presente, tiene unos índices muy bajos de siniestralidad. Pero ha servido de escenario para muchas películas de policías, de espías, de terror sicológico y de catástrofes. No hace tanto que el Metro de Londres fue, primero objeto de una acción de grupos islamistas y segundo, objeto de un acto de terrorismo policial volándole la cabeza a tiros a un joven brasileño que pasaba por allí. Con el Metro de fondo, de protagonista, en sus vagones o en sus túneles, tenemos literatura, cine y series televisivas. Y anuncios, muchos anuncios. Es algo que aunque se sea de una localidad sin ello se conoce y tiene sus leyendas y sus fantasías. Y no solamente conoce el Metro de la ciudad más cercana, sino la de casi todo el mundo, precisamente porque ha servido de escenario para tantas escenas o tramas.Ahora el Metro de Valencia se ha convertido en un foco de atención informativa por lo que a todas luces parece ser un accidente. Me he acostumbrado tanto a la presunción de todo, que coloco de manera automática el “parece”, porque estoy esperando que saquen la calculadora los fachas y como les vaya bien para sus programas de desestabilización democrática, encontrarán que las ruedas, o la catenaria o los frenos se fabrican en algún taller de Euskal Herria y empezarán a encontrar la trama vasca como parte de un supuesto no accidente del todo accidental. Cuarenta y un fallecidos no son poca cosa. Exceso de velocidad, rotura de ruedas. Demasiadas declaraciones, demasiados globos sondas, demasiadas ganas de encontrar culpables de inmediato. Dejen las investigaciones funcionar, atiendan a los afectados, reflexionen, si les da la gana y escuchen a los usuarios que se lamentan de la dejación en esa línea. La falta de mantenimiento, de inversiones, y un largo etcétera que nos acerca una trama mucho más solvente, el aznarismo triunfante. Y llega a valencia el Papa Benedicto, la familia reza unida, y ha sucedido en la estación de Jesús. Cosas del Metro y sus leyendas. -
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