Falleció ayer de un ataque cardíaco en su casa en Colorado y será recordado como uno de los artífices del apoteósico desplome del conglomerado energético Enron.
Era hijo de un predicador y desde pequeño destacó como un buen estudiante. Tras varios empleos en el Pentágono, la Universidad George Washington y la Comisión Federal de Energía, Lay fue designado en 1972 subsecretario adjunto para Energía. A partir de 1974 Lay comenzó a escalar en la industria privada en las compañías Florida Gas, Continental Group y Transco Energy.
Amigo personal de Bush y uno de los mayores contribuyentes a sus campañas electorales, fue un firme defensor del capitalismo sin restricciones y utilizó su influencia en Washington para impulsar una mayor desregulación de la industria.
Convirtió una empresa de gas natural en la séptima mayor compañía estadounidense. Para ello mintió a los inversores mientras él se enriquecía. En 2001 el fraude salió a la luz y el castillo de naipes se desplomó. Lay y a sus aliados se sentaron en el banquillo de los acusados, donde tuvieron que rendir cuentas por el mayor escándalo financiero en la historia del país. Fue declarado culpable de conspiración y fraude en mayo, un veredicto que debería haberse confirmado en octubre y que podría haberle encarcelado de por vida. -
GARA