�Pero qu� vida me espera en adelante�
Hace tres a�os que Sonia Franco, actual secretaria de la asociaci�n Acovidem, tom� la determinaci�n de hacer las maletas e irse de su casa, junto a sus dos hijos. Una paliza colm� el vaso que hasta entonces hab�a ido llen�ndose con continuas agresiones sicol�gicas. Hoy teme que su pareja salga de prisi�n.
El miedo y la impotencia se han apoderado otra vez de ella, tal y como lo hicieron hace tres a�os cuando decidi� cruzar la puerta de su casa junto a sus dos hijos y dejar atr�s todo lo hasta entonces sufrido. Aquella ma�ana Sonia Franco recrimin� a su pareja una mala actitud con su hija, lo que provoc� que la insultase, empujase, la abofetease y la tirase contra el suelo en presencia de sus hijos. �No s� por qu� en ese momento decid� salir de casa, por una parte por la manera en la que aquella ma�ana se dirigi� a la ni�a, que me hizo abrir los ojos; y por otro lado, por el hecho de que me golpease. Al tiempo te das cuenta el error que cometes al no tomar medidas antes de que te ponga la mano encima�.
Y es que, aunque aquella fuese la primera vez que la maltrataba f�sicamente, Franco reconoce que el maltrato sicol�gico hab�a sido constante hasta entonces. �Yo para entonces estaba hundida, pero como sucede en estos casos, una es la �ltima que reconoce que verdaderamente tiene un problema�. Pese a que fue capaz de dar un gran paso, Franco reconoce que no interpuso ninguna denuncia contra �l.
No obstante, aquel gran paso no fue sin�nimo de tranquilidad, puesto que �el acoso� de su marido fue �constante. Se acercaba a casa de mi madre, me insultaba cuando nos cruz�bamos por la calle, incluso lleg� a amenazar a mis familiares, que gracias a Dios han estado a mi lado en todo momento�.
Con la voz entrecortada recuerda la ocasi�n en la que acudi� al juzgado a denunciar a su pareja. �Fui por la ma�ana y nada m�s entrar me dijeron que el abogado de oficio no estaba y que acudiese a la tarde. Pas� un d�a tremendo�, recuerda. Una vez interpuesta la denuncia, la sensaci�n que la embarg� no fue m�s gratificante. �Sal� llorando del juzgado. Recuerdo que me miraban como si no me creyesen, esa fue mi sensaci�n�, comenta, al tiempo que critica que en aquella ocasi�n no pusieron ninguna medida cautelar para garantizar su seguridad. S� lo hicieron meses m�s tarde cuando interpuso la segunda denuncia en una comisaria de la Ertzaintza y tras un juicio r�pido. Decretaron una orden de alejamiento, medida que, seg�n asegura, fue quebrantada en varias ocasiones, �lo que le supon�a una multa de 60 � 80 euros. Al fin y al cabo una orden de alejamiento es una raya pintada en el suelo que nadie controla�. Durante ese tiempo asegura sus familiares hicieron en muchas ocasiones de �escoltas y cuidadores�.
Con la misma crudeza recuerda el juicio. �Tras dos a�os, tuve que encontrarme con �l cara a cara. Yo no pod�a parar de llorar y �l me miraba y se re�a. Adem�s, tuve que testificar ante �l con todo lo que supone eso�. El juez le conden� a 27 meses de prisi�n y tras ratificarse la sentencia, decretaron la fecha de la entrada en prisi�n. �Cuando tuve conocimiento de ello ped� medidas de protecci�n, porque s� que de otro modo antes de entrar en prisi�n hubiera intentado cualquier cosa, cre�a que me mataba�.
Su sorpresa fue cuando supo que su pareja estaba barajando v�as para no entrar en prisi�n y acudi� al juzgado. �Acud� corriendo para saber qu� es lo que estaba pasando y una vez all� el juez y el fiscal me preguntaron si quer�a que mi pareja entrase en prisi�n, a lo que respond� que s�, inmediatamente. Est� bien que nos pregunten qu� tal estamos, pero por qu� tienen que poner en nuestras manos una decisi�n que ya est� tomada por un juez�.
Hace menos de siete meses que su agresor est� en la c�rcel. �En ese tiempo ha comenzado a realizar programas de rehabilitaci�n para la drogadicci�n y las ha presentado en el juzgado. Lo cierto es que en el juicio en ning�n momento present� su supuesta drogadicci�n como atenuante�, prosigue.
Hace dos semanas recibi� una citaci�n y acudi� al juzgado donde nuevamente se dirigieron a ella para preguntarle si quer�a que su pareja abandonase la prisi�n. �Parece ser que es mi responsabilidad�. Desde aquel d�a la incertidumbre se ha apoderado de ella, y es que asegura que barajan la posibilidad de dejarlo en libertad. �Tengo miedo de que salga de la c�rcel y vaya a hacerme da�o�. Por su mente pasa de todo. �Se que �l va a salir y no se si voy a ser capaz de vivir con mis dos hijos sola�. Afirma que pedir� protecci�n nuevamente. �Pero qu� vida nos espera a m� y a mis hijos�.
Pese a su historia, que seg�n asegura no es excepcional, durante todo su relato repite una y otra vez la necesidad de que las mujeres acudan a denunciar �ante todo por ellas, por otro lado por los hijos, y tambi�n por otras muchas mujeres que no se atreven a dar el primer paso�. �Por lo menos �asegura� a una le queda la satisfacci�n de haber luchado, ya no tengo nada que perder�. -
DONOSTIA
Ayuda de las propias victimas
Sonia Franco es la secretaria de la asociaci�n Acovidem (acovidemhotmail.com), que agrupa a numerosas v�ctimas de la violencia contra las mujeres y est� dirigida a mujeres que est�n sufriendo lo que ellas a duras penas dejaron atr�s. Seg�n reconoce Franco, en casos como el suyo es vital hablar con otras personas que est�n pasando por su misma situaci�n �porque al fin y al cabo, cada una tiene su historia, pero casi todas tienen caracter�sticas similares�. Desde marzo han atendido a m�s de 25 personas
En la asociaci�n, adem�s de dar apoyo moral e informar a las v�ctimas de maltrato de los recursos disponibles, pretenden sensibilizar a la sociedad del problema.
Adem�s, desde la asociaci�n luchan para que a las mujeres que deciden denunciar �se les asegure que no les va a suceder nada�. �Lo que se hace es poner petachos y no se trata el problema desde la ra�z, abordando desde la educaci�n hasta las medidas m�s concretas�.
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