MADRID
La presa política vasca Belén González Peñalva, juzgada ayer en la Audiencia Nacional española, utilizó su último turno de palabra para pedir a los gobiernos español y francés que «se impliquen seriamente en la resolución del conflicto político y aprovechen la oportunidad abierta al diálogo», según informó Askatasuna. Dejó claro que «la resolución del conflicto sólo vendrá del reconocimiento del ejercicio del derecho a la autodeterminación de Euskal Herria».
González Peñalva fue una de las interlocutoras de ETA en las conversaciones con los gobiernos de Felipe González (en Argel) y de José María Aznar (en Zurich).
Al inicio de la vista oral por la muerte del vicealmirante Fausto Escrigas Estrada en 1985 en Madrid, dijo que no reconocía al tribunal. Destacó también que estas acciones «son consecuencia del conflicto político que mantienen los estados español y francés que no reconocen a EuskalHerria como nación». El presidente del tribunal, Ignacio Bijeiro, le impidió que siguiera.
Entre los testigos se encontraba el preso político vasco Iñaki de Juana, que reconoció haber militado en el «comando Madrid» pero negó haberlo hecho con González Peñalva. Señaló que si la conoce es por su labor negociadora con el Ejecutivo de Aznar. Por su parte, la presa política Inés del Río declaró que la conoció al ingresar en prisión. Juan Manuel Soares Gamboa dijo que fue él quien disparó contra Escrigas.
El fiscal solicitó 53 años de cárcel para González.