Maite Soroa
Se han puesto como motos
Son días de agitación política. Cada hecho novedoso, por natural que debiera parecer, pone a la extrema derecha acuartelada en el PP a punto del hervor.Ayer José María Carrascal, en ‘‘La Razón” se subía por las paredes a cuenta de la reunión de Batasuna y PSE. Miren cómo se lo tomó el hombre: «Bueno, pues ya saben Patxi López, Rodríguez Zapatero y el juez Garzón para qué sirve hablar con Batasuna: para que Batasuna se reafirme en sus principios y proclame en voz alta sus objetivos, comenzando por el respeto a la voluntad de los vascos sin limitación alguna» Y, ¿qué esperaba el de las corbatas policromadas? ¿La rendición de Breda? Según el propagandista de “La Razón”, los abertzales están «más envalentonados que nunca por la oportunidad que les brinda de poder tratar de tú a tú a un partido legal, desde su ilegalidad». Y ahora llega la demostración de su fluido conocimento del inglés, de cuando estaba de corresponsal en New York en tiempos del franquismo: «El ‘body language’, el lenguaje del cuerpo, era aún más elocuente que el de las palabras en esta reunión que merece el calificativo de patética. Patxi López cabizbajo, reservado y huyendo de las cámaras. Otegi, buscándolas, altanero y desafiante». No es para tanto, ¿verdad? Y llega la ira encendida: «Si es así como va a hablarse con Batasuna, si es así como va a negociarse con ETA, apaga y vámonos. Estos socialistas dan la impresión de haberse rendido de antemano. Nos decían que iban a hablar con los terroristas para incitarles a elegir la senda constitucional. Ni el último comunicado de ETA ni el primer encuentro con Batasuna aportan que hayamos avanzado un milímetro en esa dirección. Más bien, que hemos retrocedido». Le tienen miedo a hablar por terror a que les convenzan, digo yo. Y, al final, la soflama patriótica, el encendido
llamamiento: «Pocas veces habrá quedado más de manifiesto la intoxicación que
desde el gobierno y su entorno se está propagando. Aquí no hay un proceso de
paz. Aquí hay un proceso de legitimización de las reivindicaciones del
nacionalismo más agresivo, enmascarado en que dejen de matar. Es posible, en
efecto, que deje de matar. Pero a cambio de conseguir aquello por lo que vienen
matando desde hace décadas. ¡Esto no es un proceso de paz! Esto es un proceso de
rendición por etapas, previamente pactado y debidamente camuflado». Pues si así
se queda más tranquilo CarrascalŠ miel sobre hojuelas. - msoroa@gara.net
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