No le gustó nada, pero nada, nada, que le cambiaran el guión. Así que la de Burgos decidió reconducir las cosas a sus justos términos, gritando vivas y goras a San Fermín y no a eso de las fiestas. Y es que, como expresaban en un foro de UPN, «las fiestas llevan el nombre de San Fermín, son en su honor y toda la vida lo han sido». Eso es. Basta con echar un vistazo a la Plaza del Ayuntamiento, a los miles de personas que la abarrotan, pañuelo rojo en mano, para ver que destilan espiritualidad y devoción. Si en algo piensan en ese momento y en todos los demás es, sin ninguna duda, en el Santo.

A mí nunca se me ha ocurrido pensar en San Fermín en sanfermín. Pero ya puestos, me parece una cochinada endosarle a un santo, que son personas alejadas de vicios, placeres y cosas mundanas, los ciegos que nos enganchamos, los kalimotxos, el desmadre, los puestos clandestinos de hamburguesas a la plancha, los tiovivos a 3 euros la vuelta y los toros acribillados cada tarde a puyazos de pica y estocadas. Si San Fermín existe, tiene que estar que se sube por las nubes.

Pero las malas lenguas dicen que no. Que del Fermín que hicieron santo no hay constancia alguna. Ni documentos, ni escritos, ni mención en las crónicas que avalen que existió. A pesar de eso, las biografías del santo son asombrosamente unánimes. Era romano. Pues sí. Romano. El santo pamplonica era extranjero. Hijo de un senador de la ciudad que los romanos plantaron encima de la pequeña aldea vascona que era Iruñea. Extranjero y/o invasor. El y su familia eran más paganos que paganos, pero oyeron predicar a San Honorato (otros dicen que a San Saturnino), y se convirtieron rápido. Fermín se hizo obispo. Se fue a predicar a Amiens, y allí construyó un templo. (Así que además de predicador era algo, arquitecto o igual albañil). Y luego «el jefe pagano de Francia» (sic), ordenó que le cortaran la cabeza y murió el 25 de setiembre, que es cuando se celebra su festividad (Y nosotros, a 6 de julio con la polémica de si es santo o son fiestas. Le dedicamos lo que le dedicamos, y encima a destiempo). Y nadie se acordó de él hasta que 800 años más tarde no sé qué obispo trajo no sé qué reliquias. Y ya luego empezaron los sanfermines.

Las biográficas concluyen: «Este Santo es el famoso patrono de las ‘Corridas de San Fermín’ en España». Sin comentarios. Y más datos de total credibilidad: «Siete de julio. Pamplona respira alegría. Sus calles se llenan de color y bravura. Sus templos rebosan fe y amor». Ya. Se nota que el erudito ha estado por aquí. -