MUNGIA
El cocinero Lander Elortegi ha diseñado para el txoko Bide-Azpi de Zabalondo un plato basado en productos de Mungia y su entorno, que tiene la morcilla de verdura como base.
El anuncio se ha realizado esta misma semana, junto a la presentación oficial de Convivium Bilbao Bizkaia, que no es sino la junta directiva creada en este herrialde a fin de poner en marcha iniciativas relacionadas con la asociación Slow Food, surgida en Italia de la mano de Carlo Petrini y que busca la defensa de la biodiversidad y las producciones gastronómicas locales y naturales.
La jornada de hoy, Sukalki Eguna, es, a juicio de los representantes municipales de Mungia integrados en Convivium Bilbao Bizkaia, «el acto estrella de nuestras fiestas patronales, que representa en sí mismo el espíritu de slow food».
No parece, sin embargo, que por historia y carácter del Sukalki de Mungia, esta fiesta requiera de no se sabe muy bien qué revulsivo. Voces críticas estiman que lo lógico es que, cuando se quieren introducir alteraciones en un evento festivo y popular supuestamente con el objetivo de mejorar, las cosas se hablen, aclaren y debatan. No parece que Sukalki y Slow Flod sean compatibles.
Sukalki comenzó a celebrarse en 1964 por iniciativa de Danak Bat no Danok Bat Pelotazale Elkartea, junto a la gente de Anaitasuna y Guri-Zer. Estos dos últimos txokos siguieron organizando el evento en 1965 y 1966, hasta que en 1967 se salieron de la organización por desacuerdos con el Ayuntamiento, entidad que se encargó de poner en marcha el evento gastronómico, sin ser capaz de ilusionar a los vecinos. Aquel año hubo muy poca participación.
No hubo Sukalki en 1968, 69 y 70 y fue a partir de 1971 cuando Elkartasuna Gazte Elkartea tomó las riendas del Sukalki que se celebraba entonces en Torrebillela, con la inestimable ayuda de los organizadores de los primeros años. Fueron fiestas muy marcadas por el conflicto político, con intervenciones de la Guardia Civil intentando retirar ikurriñas que se colocaban en el entorno festivo.
Este año se cumple, por lo tanto, el 40º aniversario del Sukalki que, precisamente, el pasado año conoció un amago de plante cuando se conoció la decisión de que la organización pretendía cobrar la inscripción de cazuelas. Para los sectores críticos, no parece buena idea que el diseño o las iniciativas de los representantes políticos decididas en despachos sean cuestiones a sacar luego al ruedo de una fiesta popular.