BARCELONA

La mayoría de las obras, que se podrán ver hasta el día 29 de octubre, proceden de diferentes entidades públicas y privadas del Estado español, EE UU y Gran Bretaña, mostrándose seis de ellas en el recinto exterior y el resto en la Sala 3 del edificio, distribuidas en nueve ámbitos temáticos y un primer apartado a manera de introducción.

Anita Feldman recordó que Moore siempre se inspiró en las civilizaciones prehistóricas o de lugares recónditos del mundo, así como en la diversidad de formas que la misma naturaleza le ofrecía, a la hora de crear su obra. Además, concibió sus esculturas para exhibirlas al aire libre, no tanto como monumentos o estatuas conmemorativas, sino «para poner en cuestión la relación del hombre con su entorno».

El uso de maderas o bronce para sus grandes figuras lo compatibilizó con la utilización de objetos que encontraba en el campo o en la playa, como huesos de animales, fragmentos de sílex o conchas, muchas de ellas guardadas en su estudio del pequeño pueblo de Perry Green, en Hertforshire (Gran Bretaña), y que ahora también se muestran en la capital catalana.

La comisaria destacó que gracias a esta iniciativa se exponen por primera vez juntas una colección de máscaras y cabezas en relieve, de la década de 1920, en la que el artista experimentó con diversos materiales como hormigón, sal gema, plomo, alabastro, pizarra o piedra verde africana. Algunas de sus primeras tallas, de menor volumen que las que años más tarde lo hicieron conocido para el gran público, son parte de esta exposición, igual que la escultura “Madre e hijo”, de 1938, de plomo y cuerda amarilla, que muestra de manera abstracta la conexión que se establece entre una madre y su hijo, uno de sus temas recurrentes. En otro de los ámbitos de la exposición de CaixaForum, el visitante podrá conocer la empatía que sintió Moore por la situación del Estado español durante la Guerra Civil y conocer que fue un miembro activo de la Asociación Internacional de Artistas, que agrupaba a intelectuales de izquierda contrarios al fascismo.

En esta retrospectiva ocupan un espacio importante los diferentes dibujos que realizó con motivo de los bombardeos que vivió Londres durante la Segunda Guerra Mundial y que contribuyeron a consolidar su reputación de artista contemporáneo de primera línea. En esta exposición, Anita Feldman ha querido, asimismo, poner ante el público algunas de las figuras de dimensiones naturales reclinadas de Moore, por las que es más conocido, y la obra “Pieza en tres direcciones no1: Puntas”, una escayola gigante que apenas había salido de Inglaterra antes de este evento. Feldman tampoco se ha olvidado de algunos de los cascos que diseñó Moore, íntimamente relacionados con el tema de la madre y el hijo.

Nacido en Castleford, Yorkshire, en julio de 1898, Moore quería que sus esculturas tuvieran «fuerza, vida, vitalidad desde el interior. Por este motivo ­confesó en su día­ me interesan tanto los huesos como la carne, porque el hueso es la estructura interna de cualquier forma viva».