El ceutí absuelto por el Supremo relata su calvario
CEUTA
Hamed Abderraman Ahmed Hmido afirmó ayer estar «tremendamente contento» de estar de nuevo con su familia, pero sobre todo de que «se haya hecho justicia por parte del Tribunal Supremo anulando la anterior sentencia». El Supremo español anuló una sentencia de la Audiencia Nacional que condenaba a Ahmed a 6 años de cárcel por pertenencia a Al Qaeda al considerar que las pruebas no eran concluyentes. Además, señalaba que el fallo, emitido por el juez Baltasar Garzón, «reinterpretaba» el testimonio del acusado, que, además, era la prueba principal para la condena. El ciudadano ceutí recordó su detención por parte de militares paquistaníes, junto a otras 150 personas que «huíamos de la guerra, y cuando nos detuvieron estuvimos prácticamente un mes en una prisión militar». En su presidio en Pakistán, Hmido recordó que «incubé una gastroenteritis, y luego llegaron los estadounidenses, que preguntaban si conocíamos a Osama Bin Laden o al Mulá Omar».
De Pakistán a Guantánamo De allí fue trasladado a un campo militar de Kandahar, donde para dormir «nos dieron una manta, nos tumbábamos a ras de suelo y hacíamos almohadas con la tierra».
En el traslado hasta Guantánamo (Cuba), según relató, «nos pusieron unos cascos, un gorro, un mono naranja, el oído tapado y una mascarilla de enfermero y creo que ese vuelo duró más de veinticuatro horas, donde nos dieron una manzana y un sandwich de crema de cacahuete». Una vez en la base, el ceutí estuvo unos meses en una celda de un metro por dos, donde «teníamos un cubo para la comida y uno para las deposiciones, y la luz alumbrando cada jaula, por lo que era muy difícil dormir», aseguró.
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