Esos sucios
Sofres nos proporciona la radiografía perfecta. Lleva “Aquí tomate” encabezando la lista del programa más visto de casi cada día desde que la cárcel de Málaga es un punto de referencia televisiva. Y eso que sus presentadores titulares están de vacaciones. O precisamente por eso. Solamente quiero decir que esto es lo que dicen las estadísticas, el diagnóstico del momento televisivo concreto en el que vivimos. Estos datos son machacones y nos coloca ante una situación curiosa: “Salsa rosa” que es una de las madres de estos corderos ha desaparecido de la parrilla sustituída por “Sábado Dolce Vita”, en la misma Tele 5, pero con un nuevo plantel en el personal de silla y pinganillo para hacer de lorito con ropa de diseño que son los que hacen de periodistas, o son periodistas perdidos en las vísceras y los adosados. Es lo mismo, como no podía ser de otra manera, pero es de otra manera porque hay que hacer ver que todo varía para que no cambie nada. Para reventarnos la paciencia pusieron un duelo entre dos mujeres que viven del rollo, una por ser ex mujer de Cachuli, y la otra por ser la ex mujer de un primo de la Pantoja. Vaya, vaya, y se echaron en cara la una a la otra su manera de ganarse el dinero. Las dos bajo sospecha.Mi otra obsesión, Cuba, tuvo su parangón en la primera estatal en uno de esos programas legendarios, que se mantienen pase lo que pase y que deben mantenerse hasta que se hunda el barco, “Informe semanal”. Debo confesar que no fui capaz de desentrañar los mensajes cruzados para saber de parte de quién estaba el informe, y si representa la postura oficiosa del gobierno español, la situación es bastante imposible de determinar. Pero salieron todos los monstruos, fantasmas, enterados, especialistas y oportunistas que hablan sobre el asunto como si supieran algo que los demás no sabemos. Y me parece no saben más de lo que sabemos los que con mucho esfuerzo intentamos enterarnos de lo que sucede. Lo más impresionante es el uso que se hace de la televisión entre los de la isla y los de Miami. Una escuela de demagogia constante. De alucinar. El lenguaje que utilizan es casi como en los programas del corazón de aquí. -
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