DONOSTIA
Las playas de Lapurdi, Gipuzkoa y Bizkaia volvieron a ser ayer el escenario en el que familiares y allegados de los presos y exiliados políticos vascos exigieron la repatriación de los mismos y el reconocimiento de su estatus político. Convocadas por Etxerat, cientos de personas se dieron cita en diferentes arenales de la costa vasca para denunciar la situación de los represaliados e informar mediante el reparto de folletos a quienes disfrutaban en la arena de la soleada mañana dominical.
En la playa donostiarra de La Zurriola, Argitxu Martínez e Irati Aranzabal fueron las encargadas de trasladar a los medios de comunicación el análisis del colectivo de familiares y los motivos de esta movilización.
Ambas comenzaron recalcando que «llevamos tiempo escuchando que se respeta la voluntad de los vascos y las vascas. Así se lo escuchamos, por ejemplo, a Zapatero y a las autoridades políticas de este país».
Sin embargo, denunciaron que estas manifestaciones no son sino «bonitas palabras que no se corresponden a la realidad», ya que mientras «este pueblo sigue exigiendo la repatriación de nuestros seres queridos encarcelados, una y otra vez, de mil maneras, en cualquier coyuntura política que vivamos; Zapatero y Chirac, el PSOE y UMP, siguen sin respetar esa voluntad mayoritaria, chantajeando a todo un pueblo, alejando y aislando a los presos y presas políticas vascas en aplicación de una política criminal».
Muertes en carretera
Martínez y Aranzabal recordaron que «la aplicación de esas medidas de excepción, fría y previamente calculadas, también conlleva accidentes en carreteras vía prisión, con el resultado de dieciséis familiares y allegados fallecidos a consecuencia de dicha política violenta». Como último caso citaron el percance sufrido el viernes de la pasada semana por dos familiares del preso hernaniarra Imanol Miner, que se encuentra en la prisión de Albolote (Granada), a casi 1.000 kilómetros de Euskal Herria. Ambos resultaron «milagrosamente» ilesos, aunque el vehículo en el que viajaba «ya no tendrá utilidad alguna».
Las críticas de Etxerat no se circunscribieron únicamente a la actitud de las autoridades españolas y francesas, ya que su denuncia se hizo extensiva a quienes gestionan las instituciones vascas, a quienes acusaron de dar con su «silencio» un «cheque en blanco» para el mantenimiento de la dispersión. «Ese inmovilismo permite la existencia de una política violenta que alimenta permanentemente el conflicto político que padecemos en este país», remarcaron.
Tampoco olvidaron al recientemente fallecido Iñaki Rike Galarza. «Se nos ha muerto lejos de su casa, en Lapurdi, tras una larga peripecia de persecución política, tratando de evitar la criminalización, la tortura y la criminal política penitenciaria. Vaya desde aquí, desde todas las playas de Euskal Herria, un beso a Iñaki, a sus familiares y allegados», manifestaron.
«Exiliados por todo el mundo»
Argitxu Martínez e Irati Aranzabal subrayaron que, al igual que este vecino de Lezama, hay «cientos y cientos de familiares exiliados vagando por todo el mundo: en Africa, América, EuropaŠ lejos de nosotras y de nosotros». Por ello, reclamaron a los gobiernos que presiden José Luis Rodríguez Zapatero y Jacques Chirac que «pongan fin a tantas y tantas medidas de excepción, que no hacen más que causar sufrimiento humano, dolor y muerte y alimentar el conflicto».
En cuanto a las instituciones, agentes y ciudadanía de EuskalHerria, Etxerat lanzó una llamada para que se adquieran «compromisos para poner fin a esas políticas criminales», al estimar que «será el trabajo en común y la presión que ejerzamos lo que llevará a los estados francés y español a la aplicación del estatus político a nuestros seres queridos presos, así como a respetar el derecho a vivir libres en Euskal Herria de nuestros seres queridos exiliados políticos vascos».
Preguntada acerca de si existe o no «optimismo» respecto a una posible solución, Argitxu Martínez manifestó que «los familiares siempre somos optimistas, porque siempre hemos de tener esa esperanza. Vemos que esto es un proceso dentro del cual se tiene que dar la repatriación de nuestros familiares. De algún modo, hemos de creer en ello, aunque también hemos de ser realistas».
Cientos de granos de arena en el camino a la
repatriación
Según los datos ofrecidos por Etxerat, el número de personas que participó en las concentraciones fue el siguiente: Hendaia (300), Hondarribia (200), Bermeo (25), Mundaka (55), Muskitz (150), Laga (150), Getaria (90), Zumaia (50), Bakio (130), Ereaga (140), Sopela (70), Mutriku (110), Lekeitio (305), Zarautz (250), Ondarreta (20), Zurriola (120), La Concha (150), Deba (90), Laida (310), Ondarroa (250) y Plentzia (220). Estas cifras hacen referencia a participaron a pie de playa. Además, hubo numerosas personas que secundaron el acto desde barcos, piraguas, tablas de surf... -