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Gara > Idatzia > Ekonomia 2006-08-20
SATSEexige reconocimiento y más plantilla para garantizar un servicio de calidad
·Señala que en osakidetza hay 1,4 enfermeras por cada médico, la mitad de lo recomendado

La enfermería no atraviesa una de sus mejores etapas. Se encuentra inmersa en un periodo de cambio en el que habrá que configurar la carrera universitaria, las especialidades y el desarrollo profesional, pero, además, el colectivo sufre sobrecarga de trabajo debido al déficit de enfermeras, según ha denunciado SATSE. Sus datos señalan que en Osakidetza hay 1,4 enfermeras por médico, cuando las recomendaciones internacionales son de tres para garantizar un servicio de calidad, y cinco profesionales por cada mil habitantes, lejos de países como Noruega y Suiza, donde la media es de catorce.

BILBO

Los más de 6.000 profesionales de enfermería que desarrollan su trabajo en la sanidad pública en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa se quejan de la «grave» situación a la que consideran que les ha abocado «la postura de discriminación y desprecio» de los responsables españoles y autonómicos de Sanidad, debido principalmente a su «intransigente política de gestión».

El sindicato SATSE constata la existencia de «preocupantes insuficiencias y desequilibrios en la estructura de recursos profesionales, donde existe un importante déficit de enfermeras». Una escasez a la que hay que sumar, según SATSE, «una falta de reconocimiento y respeto», ya que se pretende que estos trabajadores «sigan limitándose a hacer labores delegadas» de otros profesionales, impidiendo a este colectivo que asuma y potencie las competencias y espacios que realmente le corresponden y que están definidos en la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias aunque continúen pendientes de reconocimiento.

A su juicio, «el déficit de plantillas, la penosidad de sus condiciones laborales y la falta de reconocimiento profesional» provoca situaciones «insostenibles» como exceso de carga de trabajo, estrés, desmotivación prematura, altos índices de abandono profesional, desatención de su salud...

En cuanto a la situación general del colectivo, hace hincapié en que la escasez de enfermeras, 6.249 fijas en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, da una media de cinco por cada mil habitantes, frente a las catorce de Noruega y Suiza. Insiste también en el desequilibrio existente en la relación médico-enfermera, ya que las recomendaciones la sitúan en tres por médico y, sin embargo, en la CAV la tasa es de 1,40 por médico. Además, recalca que Osakidetza cuenta con una plantilla envejecida, ya que, según sus datos, el 37% de los trabajadores tiene cerca de 50 años y el 12% se encuentra próximo a los 60 años.

SATSE incide en la situación en atención primaria, atención obstétrico-ginecológica (matronas) y atención especializada. Calcula que sólo en atención primaria y especializada es necesario crear al menos un millar de puestos de trabajo.

Cupo de pacientes

En la última década las consultas de enfermería en centros de salud, vacunaciones, visitas a domicilio y programas de educación para la salud se han incrementado de manera importante y, por eso, SATSE subraya la necesidad de fijar un cupo para las enfermeras de atención primaria.

Señala que los médicos de familia tienen actualmente a su cargo 1.800 pacientes y se les pretende asignar un cupo de 1.400, con el fin de mejorar la asistencia sanitaria, mientras que los enfermeros no tienen fijado cupo y muchas veces trabajan para dos facultativos, por lo que reclaman el mismo cupo que se va a establecer para los médicos.

Pero denuncia con mayor contundencia la situación de las matronas, que en Osakidetza son sólo 265, 148 de las cuales trabajan la urgencia ginecológica y el parto en hospitales. «Osakidetza está obligando a esta escasísima plantilla ­apunta­ a que dé respuesta sin reconocimiento alguno a la sobrecarga que conlleva el importante repunte en el número de partos anuales, el incremento de embarazos de riesgo, el aumento de las madres que se someten a reproducción asistida, el crecimiento de madres de otras culturas y la atención a las recomendaciones de la OMS de trabajar la educación, la prepa- ración al parto, la lactancia y el puerperio.

En Nafarroa la situación es idéntica en cuanto a escasez de profesionales, porque es una cuestión que afecta a todo el Estado español como hace años afectó a otros países europeos. Pero, sin embargo, es la única comunidad autonómica que al asumir las transferencias en materia de sanidad, decidió que sus trabajadores sanitarios serían funcionarios, con lo que dependen de la Ley de Función Pública navarra y «no tienen muchos de los problemas que tenemos el resto derivados de nuestra vinculación obligatoria al marco estatal de sanidad», explica Encarna de la Maza, portavoz de SATSE.

«Una sola voz»

SATSE pretende que la voz de todos los profesionales de enfermería «se escuche como una sola» en torno a una serie de reivindicaciones. En este sentido, demanda «respeto y reconocimiento», para lo que pide la valoración y definición de los puestos de trabajo que requieran ser catalogados y reconocidos, y exige también el derecho a asumir las competencias que les confiere la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias en atención primaria, salud escolar, atención y cuidado en el ámbito hospitalario y sociosanitario y la prescripción de fármacos, competencia esta última a la que se opone la Ley del Medicamento.

Demanda el desarrollo efectivo de las especialidades mediante un estudio sobre la necesidad de matronas y especialis- tas, las convocatorias de un número de plazas ajustado a las necesidades y el incremento de las unidades docentes, así como el establecimiento de un sistema especial de jubilación que permita «un retiro a tiempo y en condiciones óptimas».

Recuerda que ser enfermero conlleva la prestación «permanente y continuada» de, la realización de turnos y guardias, el sometimiento a un ritmo de trabajo «elevado» y a un esfuerzo físico y mental «considerable». E incide en que este colectivo sufre la aparición «temprana y con mayor incidencia» de problemas y patologías que no afectan a otros trabajadores y constata alteraciones en el ámbito de la vida personal, familiar y social y envejecimiento prematuro.

Reclama igualmente la adecuación de los recursos enfermeros a las necesidades profesionales reales del sistema sani- tario, porque asegura que el aumento de la oferta de servicios y prestaciones sanitarias no ha ido acompañada de un aumento de los recursos enfermeros, lo que repercute directamente en las condiciones de trabajo.

En este sentido, pide un reconocimiento de las retribuciones, ya que constata que «el distanciamiento entre la enfermería y otros profesionales sanitarios y no sanitarios se va acentuando en perjuicio de los enfermeros» y critica que la enfermería siga ocupando el último lugar en cuando al complemento específico de puesto, lo que, en su opinión, «perpetúa la injusticia y el insulto profesional que arrastramos desde que Osakidetza se negara a reconocer el papel que juegan los enfermeros vascos dentro de la Sanidad».

De la Maza señala que «hay bastante enfado» entre los profesionales, que no descartan iniciar movilizaciones tras el verano, que se añaden a las que SATSE, ESKy ELAtienen previsto retomar en defensa de un convenio digno en Osakidetza.



«Nos sentimos ninguneados»
Críticas a la OPE de Osakidetza

SATSE lleva años dando la voz de alarma sobre el déficit de enfermeras y reclamando que el principal destino en la creación de empleo en el sector sanitario vasco sea la creación de puestos de trabajo de Enfermería. Sin embargo, de las 300 plazas anunciadas por Osakidetza como creación de puestos de trabajo dentro de la OPE de 4.600 plazas que se va a convocar, sólo 95 se van a destinar a Enfermería, lo que ha suscitado duras críticas en el colectivo. -

Encarna DE LA MAZA | Portavoz de SATSE Euskadi

Encarna de la Maza asegura que los profesionales de enfermería de la sanidad pública se sienten «ninguneados» porque Osakidetza «no da ningún valor al papel de la enfermería en el Servicio Vasco de Salud».

­¿Cuáles son los desequilibrios más importantes?

Los de las especialidades y, sobre todo, de matronas, cuya situación se ha agravado por el incremento de la natalidad. Es necesario poner en marcha un mayor número de plazas para hacer la especialidad y dar salida a la necesidad que hay. En la enfermería básica y general, el principal problema es la elevada edad media de las enfermeras, que genera un importante absentismo laboral.

­¿A qué se debe esa escasez?

Aquí hemos sido proveedores y exportadores de enfermeras, pero la edad media es alta y va a haber una importante salida del mercado de trabajo que no va a ser capaz de absorber el relevo de las promociones que tenemos. Además, en la UE se va hacia la homologación de las carreras y la de Enfermería parece que se va a convertir en una de grado, de cuatro años, con lo que en 2010-2011 puede que no haya promoción en todo el Estado.

­¿A qué se refiere SATSE cuando habla de falta de reconocimiento y respeto?

Exigimos el reconocimiento profesional en virtud de la propia ley, que establecía una relación de puestos de trabajo en base a su valoración. Osakidetza ha querido ahorrarse el dinero que otros han empleado para hacer la valoración y se ha negado a establecer el complemento específico ­con el que se reconocen otros valores y que eleva el sueldo que marca el Estado­ para sus 26.000 trabajadores. Ha hecho una ficción cuando en enero de 2000 convirtió en el específico un dinero que recibíamos en la nómica fruto de la homologación. Consideramos un insulto que se nos destinara la cantidad económica más pequeña. Además, Osakidetza ha querido desarrollar la carrera profesional de los médicos por delante de la de enfermería, cuando en el resto del Estado español se han hecho a la vez. Nos han dejado de segundo plato y nos sentimos ninguneados. Creemos que Osakidetza no da ningún valor al papel de la enfermería en el servicio vasco de salud. Y en el ámbito estatal, no vemos voluntad de desarrollar las especialidades. Se nos exige ser polivalente, saber de todo, y, al mismo tiempo, tener los conocimientos específicos necesarios. Creemos que es una hipocresía y una falta de reconocimiento. La puntilla la ha puesto la ministra de Sanidad con la Ley de Medicamentos, que nos impide hacer algo que hemos hecho siempre, la prescripción médica.

­¿Qué espera de instituciones y gestores?

No viven la realidad, se dedican a hacer planes estratégicos maestros y a trabajar por la calidad total en el plano teórico. Sólo podemos esperar que por un interés distinto del de dar un servicio sanitario de calidad, léase el electoral, se muestren más sensibles a las necesidades de los trabajadores de Osakidetza. -

M.I.


 
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