El Gobierno de Sanz incumple el mandato parlamentario para reducir la contaminación lumínica
Además de suponer un derroche incalculable de energía, la excesiva o incorrecta iluminación de edificios, calles, plazas o monumentos provoca un fuerte impacto social y ambiental. Para reducir esta contaminación lumínica, el Parlamento navarro aprobó en octubre de 2005 una ley que incluía un mandato al Gobierno de UPN-CDN para desarrollarla mediante un reglamento, mandato que ha sido incumplido.
El Parlamento de Nafarroa aprobó en octubre del pasado año una ley para la protección del medio nocturno, tendente sobre todo a ahorrar el máximo de energía en la iluminación exterior de edificios y calles, así como a proteger los espacios naturales de los ecosistemas nocturnos.
Esta Ley Foral de ordenación del alumbrado para la protección del medio nocturno, según la denominación oficial, fue aprobada por todos los grupos parlamentarios (salvo algunas abstenciones en aspectos puntuales), y entró en vigor el día 14 de enero de este año.
La propia ley obliga al Gobierno de Nafarroa a elaborar el reglamento para su desarrollo y le daba un plazo de seis meses a partir de dicha fecha para hacerlo. Sin embargo, el pasado 14 de agosto se cumplieron esos seis meses y el Ejecutivo de UPN-CDN no ha cumplido el acuerdo parlamentario.
Este reglamento es el que va a dar sentido a la ley aprobada por la Cámara navarra, porque se trata de un texto con características muy técnicas, que requiere especificar cómo hay que actuar en cada caso.
En concreto, el texto aprobado por el Parlamento establece las condiciones que deben cumplir las nuevas instalaciones de alumbrado exterior y los aparatos de iluminación, tanto públicas como privadas. Estos deben ser los adecuados para prevenir la contaminación lumínica y favorecer el ahorro energético. Así, se prohíben fuentes de luz que emitan por encima del plano horizontal, salvo que iluminen elementos de un especial interés histórico. Del mismo modo, se regulan los horarios de uso del alumbrado, de manera que en las calles y viales se reducirá el flujo lumínico a determinadas horas de la noche, cuando la actividad ciudadana y la intensidad del tráfico disminuyen sensiblemente.
La ley plantea además un régimen de ayudas para facilitar la aplicación de las obligaciones que se recojan en el texto legal, y tendrán preferencia las áreas que se encuentren en espacios naturales protegidos o que hayan sido objeto de una protección especial por sus características naturales o por su valor astronómico.
Del mismo modo, la ley recoge un régimen sancionador para quienes la infrinjan, que contempla multas desde 150 hasta 60.000 euros, en función de la gravedad de la infracción.
Lo que no está regulado es el incumplimiento por parte del Gobierno de un mandato parlamentario.
Tendencia generalizada
Texto
La primera ley del Estado español sobre contaminación lumínica fue aprobada en 2001 por el Parlamento de Catalunya. En 1988 ya fue aprobada en Canarias una ley, pero no incluía a todo el territorio insular sino sólo a la zona que afectaba al observatorio astronómico del Teide.
En el año 2005 se aprobó en Baleares una ley similar a la de Catalunya, y un mes después llegó la de Nafarroa. También se ha aprobado una ley similar en Cantabria y está en fase de estudio en la Comunidad Valenciana y en Andalucía.
Como se vé, se trata de una tendencia generalizada, pero la única región que dispone de un reglamento que desarrolla la ley es Catalunya.
En Bizkaia y Gipuzkoa, territorios pequeños y con alta densidad de población, no existe ni una sola zona sin contaminación lumínica. En Araba la situación es similar, y en Nafarroa todavía existen zonas con escasa contaminación en el Pirineo de Erronkari y Zaraitzu, que es la zona demográficamente menos poblada.
Entre Nabaskoze y Belagua, como puede ser el puerto de Las Coronas, se encuentran los mejores lugares para contemplar el firmamento, al menos en el cénit, casi con la misma pureza que tuvo antes de llegar la electricidad.
Las Bardenas, aunque es un amplio territorio muy poco poblado, tiene alrededor núcleos de población muy grandes, y su horizonte está salpicado de grandes hongos de luz. -
IRUÑEA
«Sin el reglamento que la desarrolle, esta ley no es más que papel mojado»
Fernando JAUREGI | Astrofísico del Planetario de Iruñea
Desde 1994 un grupo de ciudadanos promueve actividades para sensibilizar a la población y a las administraciones públicas sobre la contaminación lumínica, en colaboración con la Sociedad de Ciencias Naturales Gorosti, la Agrupación Navarra de Astronomía, el Planetario de Iruñea y la Agencia Energética Municipal de la capital navarra. Uno de estos promotores es el astrofísico Fernando Jauregi.
¿Cómo valora la ley que aprobó el Parlamento navarro?
Lo que marca esta ley no dejaba de ser una declaración de buenas intenciones, con el objetivo de proteger el medio nocturno y de paso abaratar el coste energético y presupuestario de la iluminación nocturna. No es que sea una ley mala en sí, pero sí es demasiado general como para que se pueda aplicar con rigor y pueda surtir efecto sin el correspondiente reglamento que la desarrolle. La salsa de esa ley está precisamente en el reglamento que todavía no tenemos. Por eso, una vez transcurridos estos seis meses, la ley no es más que papel mojado.
¿Confía en que se desarrolle ese reglamento?
No sabemos si el Gobierno tiene intención de hacerlo antes de que finalice la actual legislatura, pero lo cierto es que sin ese reglamento la ley no tiene efectividad, no tiene una existencia real.
¿Van a seguir insistiendo?
En su día, nosotros nos ofrecimos como colaboradores del Departamento de Medio Ambiente, que en principio es el responsable de elaborar ese reglamento, pero no hemos tenido ninguna contestación. Cuando pasen estos días de verano, vamos a recordarle al Gobierno que tiene que hacer ese reglamento y nos vamos a ofrecer una vez más para darle nuestro asesoramiento.
El Ayuntamiento de Iruñea también acordó recientemente cambiar miles de farolas para disminuir la contaminación lumínica. ¿Se ha hecho algo?
Hay una tendencia a intentar instalar luminarias más respetuosas y más lógicas, de forma que dirijan la luz hacia el suelo y que sirvan para lo que realmente se instalan, que es para iluminar la calle. Pero también es cierto que, junto a esa tendencia general, aparecen actuaciones que van justo en sentido contrario. Recientemente salió a concurso la iluminación del Chalé de Izu, en la Avenida de la Baja Navarra, y resulta que toda la iluminación está pensada para hacerse de abajo hacia arriba. De hecho, algunos grupos municipales pensaron también en extender ese tipo de iluminación a otros monumentos, y son propuestas que van totalmente en contra del espíritu de la ley aprobada en el Parlamento. Todo esto ocurre precisamente porque no existe un reglamento que defina qué instalaciones son legales y cuáles no. Por eso, existe un gran desbarajuste en el asunto de la iluminación de lugares públicos.
Cuando miramos de noche al cielo, desde la ciudad, apenas vemos la Luna. ¿Todavía quedan zonas para poder ver las estrellas?
En Navarra todavía hay zonas buenas para ver el cielo, pero no hay ninguna que no tenga contaminación lumínica en uno u otro grado. Desde cualquier punto de Navarra se aprecian campanas de luz en algún punto del horizonte. Las zonas muy pobladas o con mucha iluminación no deberían significar que sean zonas muy contaminadas lumínicamente, pero tal y como se ilumina hoy en día, las zonas en las que hay más puntos de luz son las que más contaminación lumínica generan. -
I. V.
Dos de cada tres navarros ya no ven ni la Vía Láctea
La práctica totalidad de los habitantes de Nafarroa viven bajo un cielo nocturno contaminado en alguna medida, y aproximadamente dos de cada tres navarros han perdido ya la visibilidad a simple vista de la Vía Láctea. La noche natural es también una rareza sobre las áreas cuya integridad ecológica se han comprometido a conservar las instituciones. Está comprobado que el exceso de luz ambiente tiene profundas influencias sobre el paisaje, el hábitat y los seres vivos.
|
