La chupinera llegó tarde al aurresku... y a la cerveza
·La esposa del malogrado José Luis Iturrieta recibió una placa de homenaje
Como manda la tradición, previo al chupinazo, el interior del Teatro Arriaga fue escenario de la recepción que las autoridades locales, como el alcalde, Iñaki Azkuna, ofrecen a los invitados y a los nuevos pregonero y chupinera. No faltó tampoco un sencillo homenaje al malogrado José Luis Iturrieta.
BILBO
Seis de la tarde. Escalinatas del Arriaga. Ramón Bañuelos cumple con el obligado aurresku de honor, como viene haciendo desde hace unos veinte años. El alcalde, Iñaki Azkuna, comparte primera fila con uno de sus antecesores, José Luis Robles, y la pregonera de este año, una Mariví Bilbao que viste unas playeras de plataforma, eso sí, a juego con la chaqueta amarilla. Detrás, su predecesor, Juanjo San Sebastián, la anterior chupinera, Aitziber Adell, y, ¿dónde está la nueva? Llega algún minuto tarde y el propio Azkuna se lo reprocha indicándole su reloj.
Arriba, en el foyer, se produce el obligado intercambio de papeles entre viejos y nuevos pregoneros y chupineras. Luego, la entrega de una placa a la mujer del fallecido crítico gastronómico José Luis Iturrieta. A reglón seguido, imposición de pañuelos: El concejal Jon Sánchez a Iñaki Azkuna, éste a Mariví Bilbao y luego a Marta Gerrikabeitia... y reparto de pañuelos para todos. Como siempre, poco después, y tras cumplir con la televisión, Azkuna hizo mutis.
Y todo bajo un calor insoportable que para nada mitigaban las bandejas de champán o refrescos que apenas duraban unos metros más allá del ambigú. Porque en la barra no servían y si no que se lo digan a una muy cabreada chupinera, que tras el disparo y después de pasarse por el set de ETB, no le quisieron servir una cerveza. Al final, comparseros de Kaskagorri se apiadaron de ella.
La larga espera entre la recepción y el chupinazo sirvió para que más de una saludara a sus vecinas a través de las cámaras de ETB haciendo las veces de atrezzo móvil de Klaudio Landa y Gurutze Beitia; o que dos miembros de la comparsa Mekaguen hicieran lo mismo pero con dos ikurriñas y mientras era entrevistado el concejal del PP AntonioBasagoiti; o que los ¿o las? de Pinpilinpauxa hicieran de las suyas; o que tres de Mamiki, disfrazados de cabareteras y de caniche, sonrojaran al mismísimo Julio Ibarra en riguroso directo; o que, incluso, la mismísima chupinera echara los tejos a un fotógrafo que hacía la foto de familia a los comparseros allí reunidos.
Durante el pregón, desde el interior del Arriaga se seguía en silencio la retransmisión televisiva. Cuando el chupín estalló y la melodía de Marijaia comenzó a escucharse, entonces comenzaron a moverse algunas caderas. Fueron los de Gogorregi los que se arrancaron con una cadeneta. Y no dio para más. Era el turno de la apertura de txosnas. «Mariví ya pitillo en mano y sin chaqueta irá hasta la que pueda», decía uno. Sólo duró la primera de 26.
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