Maite Soroa
El chirene y la risión
El término ‘chirene’, acuñado en el lexicón bilbaino para referirse a persona o hecho peculiar, a caballo entre lo cómico y lo caricaturesco, puede aplicarse a la perfección a un personaje que se autopremia como púlitzer semanal del periodismo hispano. La voz ‘risión’, empleada en Nafarroa para describir una situación entre ridícula y patética, encaja como un guante para referir la manifestación que el tipo chirene en cuestión convocó el sábado en Baleares, de la mano del PP, para defender su piscina ilegal.Y ese personaje, director de “El Mundo”, se ha embarcado en la difícil tarea de reescribir la Historia y justificar el franquismo. Aunque por la boca pequeña diga lo contrario. El domingo, en su Carta del Director, Pedro J. Ramírez describía la dictadura como «un régimen implacablemente opresor y cruel en sus primeros años, que luego fue ablandando su yugo y no desapareció sin protagonizar nuevos estertores sangrientos. Pero la prueba de que el franquismo fue mucho menos criminal que otras experiencias totalitarias y que evolucionó con el tiempo hacia un sistema político aceptable (...) es el ordenado tránsito legal que se produjo hacia la democracia (...) bajo el factor de continuidad encarnado en la figura del Rey Juan Carlos». «Factor de continuidad», dice... Para justificar su defensa de la tiranía preguntaba a los antifranquistas: «¿Cómo es posible que un 87% de españoles nos quedáramos con los brazos cruzados? ¿Es que estábamos de acuerdo yo desde luego no con una ecuación que limitaba las libertades a cambio de paz, prosperidad y orden?». A la «explicación» de la tiranía seguía, claro está, la autoexculpación: «Aunque la muerte de Franco me pilló haciendo la mili, estoy dispuesto a digerir mi treinta millonésima ración de culpa colectiva, siempre y cuando aquí no se escaquee nadie. Tan insoportable no debía ser en todo caso la situación cuando sólo el 7,3% de los españoles de hoy el 4,6% de los mayores de 65 años aprueba el asesinato de Carrero Blanco». Que pregunte en estos pagos. Y para coronar el disparate filofascista, vuelve a
preguntar Ramírez: «¿Y si al final resultara que los interminables 40 años de la
oprobiosa no hubieran sido en el fondo sino una larga travesía del desierto
encaminada hacia un único destino posible (...) que hemos bautizado como la
Transición?» Por preguntar que no quede: ¿Cómo se mide la apología del
terrorismo? Porque lo de Franco fue terrorismo en estado químicamente puro. - msoroa@gara.net
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