Antton Morcillo - Licenciado en Historia
El atolladero
Al m�s puro estilo de los gobiernos de Felipe Gonz�lez, las filtraciones v�a �El Pa�s� vuelven a ser santo y se�a del Ministerio del Interior. Quien tuvo, retuvo, y P�rez Rubalcaba ha retenido lo suficiente para volver a la carga intoxicadora sobre la izquierda abertzale, con el manido y cansino tema de las disensiones internas como tel�n de fondo. Le vuelve a tocar el turno, c�mo no, a un colectivo de presos siempre reh�n del oportunismo pol�tico de los gobiernos de turno, unas veces para saciar el ansia de venganza y otras para el chantaje m�s miserable. En esta ocasi�n, a trav�s de la mencionada filtraci�n, el Gobierno de Zapatero carga la responsabilidad de la actual situaci�n de impasse pol�tico en la supuesta obstinaci�n de Batasuna en mantenerse fuera de la legalidad (�!). Para el PSOE, el debate sobre la legalizaci�n acorde con la Ley de Partidos es el nudo gordiano que permitir�a avances en otros aspectos. En principio, no deja de ser sarc�stico que quienes expulsaron a la formaci�n abertzale de la arena legal se preocupen ahora por c�mo y cu�ndo la izquierda abertzale va a volver a quedar inscrita en el registro de partidos del Ministerio del Interior. Desde luego, resulta alucinante que Batasuna se vea obligada a tener que demostrar que no tiene voluntad de permanecer en el club de los proscritos. Ahora bien, todos sabemos que la legalizaci�n inmediata de Batasuna, por muy importante que sea, no es, ni puede ser clave de b�veda del proceso pol�tico y, por tanto, tampoco puede ser la raz�n que justifique el par�n, o, en boca de alguno de sus protagonistas, la situaci�n cr�tica que atraviesa. El proceso en el que estamos inmersos no se destaca precisamente por su abundancia informativa, pero lo que trasciende es suficiente para interpretar sin mucho margen de error que el deterioro tiene m�s que ver con las razones de fondo del conflicto, que con los vaivenes coyunturales. Tras la declaraci�n institucional de Zapatero, era de esperar una secuencia de iniciativas que apuntalaran el proceso, confiri�ndole cierto ritmo. La puesta en marcha de las dos mesas, el cese de la actividad represiva o determinados cambios en la pol�tica penitenciaria, eran algunos de los hitos previsibles que, sin explicaci�n alguna, siguen totalmente inamovibles. Es m�s, es evidente que detr�s de las acciones judiciales y policiales est� la mano de un PSOE que, bajo el pretexto de no querer disgustar al PP para que permanezca calladito, desea mantener la hostilidad contra la izquierda abertzale para reducir su margen de actuaci�n, impedir que se regenere y mantener latente la espada de Damocles sobre las cabezas de sus militantes. Desde el Gobierno, el PSOE juega sus cartas para conseguir los resultados m�s acordes con sus intereses. Quiere marcar la agenda del proceso y el primer hecho relevante, seg�n ellos, debe ser recuperar la normalidad institucional con la Ley de Partidos como instrumento. Por lo tanto no es s�lo que Batasuna debe ser legal, sino que ello ha de producirse tras pasar por el aro de una ley rechazada y denunciada por la mayor�a social vasca. Comenzar de esta manera no es balad�, porque le permite a Zapatero avanzar sin dejar pelos en la gatera de los compromisos p�blicos que ha ido adquiriendo desde el alto el fuego de ETA; pero adem�s le sirve para apuntalar la idea de que la soluci�n democr�tica viene delimitada por el estado de derecho y no por la voluntad popular, cuesti�n que, como sabemos, es el verdadero meollo del problema. Se habla de par�n, bloqueo, impasse o crisis del proceso pol�tico. Todas ellas son palabras gruesas que definen el momento actual con cierta preocupaci�n, si no pesimismo. Desde luego, la euforia inicial queda lejana y ya hay quien afirma que es lo de siempre, la falta de paciencia de unos, la cobard�a de otros� en fin, era muy bonito, pero todos vuelven a las andadas. A�n simplificadas, es cierto que el estado de �nimo social tiene razones fundadas para tal comportamiento ciclot�mico. Al respecto, hay que indicar que, en relaci�n al principio ha habido cambios importantes. Es de suponer que si el proceso se puso en marcha es porque se compart�a el inter�s en cerrar el conflicto vasco. Todos, a excepci�n de la derecha neofranquista, admitieron la soluci�n democr�tica dialogada, al menos en teor�a. Tambi�n coincidieron casi todos en lo referido a la metodolog�a para construir la soluci�n, basada en la Propuesta de Anoeta: dos mesas para lograr los acuerdos, y la consulta popular para sancionarlos. Al principio, parec�a que tambi�n estaban de acuerdo en que las dos mesas, una referida al conflicto armado y la otra al conflicto pol�tico, deb�an transcurrir de manera paralela o sincr�nica. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que el PSOE prefiere la idea de secuencialidad entre las mesas, es decir, primero cerrar el cap�tulo de la lucha armada y dejar para despu�s la decisi�n de si realmente necesita abrir el debate pol�tico. La izquierda abertzale y casi todas las fuerzas pol�ticas vascas siguen convencidas de que el proceso s�lo puede llegar a puerto si ambas cuestiones se abordan en paralelo y, por ello, existe unanimidad en reclamar la puesta en marcha inmediata de la mesa de partidos, independientemente de los avances entre ETA y el Gobierno. Pero, por lo visto, el PSOE no est� dispuesto a tirar la toalla en este tema y a ello dedica sus esfuerzos. Represi�n, Ley de Partidos y dejar el resto de cuestiones en standby son la receta de Zapatero, convencido de que nadie tiene la suficiente fuerza y/o margen para sacarle de ese esquema. Adem�s, el presidente espa�ol tiene muy en cuenta que la gran preocupaci�n de las fuerzas pol�ticas a partir de oto�o no va a ser cu�ndo se pone en marcha la mesa de partidos, sino c�mo van a ir a las elecciones municipales de primavera. A ese respecto, ejemplos sobran: todos sin excepci�n est�n en la hip�tesis de la reincorporaci�n institucional de la izquierda abertzale y para neutralizar la ola est�n alzando diques de contenci�n en forma de coaliciones y alianzas. Como vemos, todav�a a estas alturas prima cuidar el chiringuito m�s que otra cosa. Ni que decir tiene que, desde el punto de vista del independentismo, la hoja de ruta del PSOE desnaturaliza el proceso pol�tico y lo mete en una senda sinuosa, sin certezas de ning�n tipo, por elementales que fueran. Si, como se dice, el proceso ha entrado en crisis, es porque hay conflicto de intereses. Por un lado, el independentismo articula la soluci�n en torno al respeto a la voluntad de la sociedad vasca. Por otro, el Gobierno s�lo quiere hablar ahora del conflicto armado porque el tema del modelo de Estado ya lo ha dejado definido y limitado con el Estatut de Catalunya. A corto plazo, por lo menos hasta las elecciones municipales, dif�cil salir del atolladero. -
|