Manex ALTUNA
BILBO
La calma reina en el ambiente. El derbi vasco por excelencia llega sin polémicas estériles, ruido ni declaraciones altisonantes. Pero el pique se mantiene y se trasladará en el campo en forma de tensión y lucha por cada balón dividido. Todos quieren vencer al vecino y sobre todo comenzar con buen pie la temporada.
El panorama ha variado por completo en tan sólo doce meses. Al igual que la temporada pasada, los dos conjuntos debutarán en el mismo escenario y en plena Aste Nagusia, pero la situación es bien diferente.
Aquel encuentro estuvo precedido por el caso Zubiaurre a día de hoy sigue sin resolverse y todo apunta a que puede alargarse todavía varios meses y la poca sintonía entre los dos técnicos: Mendilibar y Amorrortu, que no dudaron en trasladar sus diferencias a los medios, lo que sirvió para dar un poco de vida al partido.
En esta ocasión nadie se atreve a calentar el derbi por miedo a quemarse. Los dos conjuntos acuden a la cita con un plan de renovación bajo el brazo y con proyectos nuevos que empiezan a caminar. Al no poder echar las campanas al vuelo, mejor mantenerse en un segundo plano y pasar con discreción no vaya a ser que te den la primera en la frente.
Además, las dos aficiones recuerdan el sufrimiento padecido durante la última campaña para mantenerse en la máxima categoría. Conscientes de ello, tanto Athletic como Real pretenden centrar sus esfuerzos en iniciar la competición de la mejor manera. Necesitan acumular puntos lo más rápido posible para poder trabajar con tranquilidad y sin sobresaltos. Nadie quiere revivir la pesadilla.
En el bando rojiblanco, Felix Sarriugarte encabeza la última apuesta de la Junta Directiva que preside Fernando Lamikiz. Con cuatro entrenadores en dos años de mandato, el Athletic busca consolidar un nuevo método de trabajo, según se han encargado de repetir durante el verano.
Sarriugarte esconde el once
Los resultados por el momento están siendo favorables. Los rojiblancos han ofrecido una buena imagen en los amistosos de pretemporada y están consiguiendo recuperar la ilusión y el optimismo en los aficionados. Al igual que durante buena parte de la temporada pasada, las gradas de San Mamés volverán a registrar un lleno. Su ejemplar e incondicional apoyo fue clave para salir del pozo y los jugadores bilbainos tratarán de corresponder con un triunfo en su estreno. Cuando las fiestas de Bilbo llegan a su fin y Marijaia se despide hasta el año que viene, alargar una noche más la alegría será su objetivo.El equipo con el que contará el técnico de Zaldibar es una incógnita que no se resolverá hasta poco antes del pitido inicial. Ni siquiera se conoce el nombre del portero. Las ideas de Bakero, en cambio, parece que están más claras. La única duda estriba en quién ocupará el lateral izquierdo. Aitor parece partir con ventaja con respecto a Garrido, pero habrá que esperar.
El entrenador de la Real ha confeccionado un conjunto a su medida con futbolistas de su agrado y con amplia experiencia en Primera. Sin embargo, sin menospreciar lo que puedan ofrecer, la recuperación de dos jugadores clave como Aranburu y Kovacevic es quizá lo más importante para el equipo.
M.A.
BILBO
El partido de esta noche estará marcado por la ausencia de dos futbolistas importantes en el bando rojiblanco, que no podrán jugar por motivos bien distintos: Julen Guerrero y Gurpegi.
El de Portugalete anunció a principios de julio de manera sorprendente su retirada y será homenajeado en los prolegómenos del encuentro. Quizá no como le hubiera gustado, tanto a él como a la afición, desde el terreno de juego y vestido de corto, pero aún así seguro que recibe un emotivo reconocimiento por unas gradas que nunca lo olvidarán.
La sanción por dopaje que pesa sobre Gurpegi le impedirá estar en disposición de jugar, aunque las muestras de apoyo seguro que tampoco faltan.
El tercero en discordia es Iban Zubiaurre que continúa a la espera de que se resuelva el contencioso que mantiene en los tribunales con la Real y que le impiden disputar partidos por el momento.