Raimundo Fitero
A pedales
Ayer volvieron los presuntos a subirse a su bicis para llenar algunas carreteras de una supuesta serpiente multicolor, repleta de esforzados de la ruta, periodistas de condición, otros de vocación y los más de extremaunción. Dicen que en un carrera de este tipo, entre supuestos, condenados y profesionales, se mueven dos mil y pico personas, es decir una pueblo, villa o aldea de no poco raigambre y señalamiento en las guías. Médicos, a montones; boticarios, en legión; alguaciles, hasta cansarse; pregoneros, por doquier, y hasta cura. Otros servicios se sobrentiende que funcionan, y a ello debemos sumar todos los derivados de la hostelería, la limpieza local, el orden y el decoro.El escándalo estallará antes, al medio o después, pero no hay ningún tipo de duda, como no parece que interese demasiado el asunto competitivo, deportivo, de identificación por colores, patrocinadores o adscripciones, para ocupa algún sitio en el panorama, deberán hablar de lo que hacen más allá de sus almuerzos, de sus proteínas, y sus hidratos de carbono. Y todos, muy bien, encantados, pletóricos, esperando hacer ver que la cosa no está tan pringada, tan retocada como lo está. No es el único deporte de élite manchado por el dopaje, pero sí es el que más se nota. La tele no levanta cadáveres, al revés, los certifica. Ni las ceremonias de final de etapa se salvan del deterioro No quiero amargar la vida a nadie, pero ya tenemos la Liga de fútbol en marcha, ya están los anuncios de fascículos proponiéndonos ilusiones que acabarán en frustraciones, Ernesto Neyra tiene sus noventa minutos de gloria y los ciclistas prefieren pasar calvarios a pedales que vendimiando. El Barça cae fulminado en un partido cardíaco, y la sexta anuncia que emitirá los partidos en cuatro idiomas: español, euskara, gallego y catalán. Adiós a los sábados con share futbolístico para las autonómicas. Adiós a TVE como cadena de referencia. Jesús Vázquez sigue arropando a los chicos de OT, y Rosa de España es la mayor transformación dermoestética del siglo que nos habita. En las carreteras vascas hay tráfico denso. Y el aire huele a otoño. Pido cita con la terapeuta. -
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