Izkander FERNANDEZ
El concierto de Aste Nagusia
Ni Prodigy, ni Melendi, ni Turbonegro. El concierto de Aste Nagusia lo dieron la madrugada del sábado dos de los mejores grupos de la escena rockera de Euskal Herria: Su Ta Gar y Berri Txarrak. Los primeros arrasaron con un repertorio irreductible. Para los segundos, éste es su momento.En la noche euskaldun, que seprograma con desidia, hubo leñapara todos los gustos.
Cada año el Ayuntamiento de Bilbo bombardea los medios de comunicación con supuestos conciertos estrella que contribuyen a que Aste Nagusia mantenga su hipotético parangón a la hora de programar eventos musicales. Las meteduras de pata acostumbran a ser tan garrafales que por todo el planeta se cuentan chistes como: «Va el Ayuntamiento de Bilbo y contrata a Prodigy y resulta queŠ»; «va Manu Chao a tocar a Bilbo y el AyuntamientoŠ»; y «ese Ayuntamiento que contrata a Earth, Wind and Fire y Asian Dub Foundation y resulta que luego todo es mentira porque, ni son los primeros, ni los segundos».Por culpa de ese afán institucional de figurar como salvador de todo lo salvable, son incontables los grupos que sufren daños colaterales y menosprecio por parte de la programación. Prodigy, un grupillo seudopastillerolegitimado, fue propuesto por los programadores como lo más de los más. Poco importa que sea un grupo de dos o tres hits con escaso bagaje; el ayuntamiento sentó cátedra. A su sombra quedaban Turbonegro, el oportunista Coti y, sobre todo, las dos mejores bandas de rock de Euskal Herria (con perdón de Kuraia): Su Ta Gar y Berri Txarrak. Y en la noche euskaldun, esa que se programa con desidia y por obligación, hubo leña para todos los gustos. Sorprendió, a medias, que Su Ta Gar saltase en primer lugar al escenario. Hace mucho tiempo, casi ni se recuerda, que los de Eibar son cabezas de cartel allá donde tocan. Parece que el sorteo, el contrato o la ingente chavalería hicieron el resto y a STG le tocó ser el telonero de lujo. La respuesta del cuarteto eibartarra no se hizo esperar. Salieron a matar, con el instinto de una banda de metal que se ha forjado una carrera impecable en la que ha grabado muchos clásicos de la música popular de este país. Su Ta Gar basó su actuación en sus creaciones más recientes y se guardó su arsenal épico-histórico para la traca final. Abrió con ‘‘Uniformeen pasarelak’’ y un sonido dudoso que mejoró hacia el cuarto tema. El escenario, enorme a los ojos de los mortales, era pequeño para los cuatro de Eibar. Tristemente y exceptuando las filas centrales, la gran mayoría dio la espalda a la magia que desprenden en directo las nuevos composiciones de STG. La atención fue aumentando hacia el final, con ‘‘Mari’’, ‘‘Itxaropena’’ y ‘‘Jo ta ke’’ coreados con el puño en alto. Berri Txarrak apareció en escena sobre las 2, con el ya asimilado formato trío y con menos público que Su Ta Gar. Gorka, Aitor y Rubio dieron una nueva demostración de su terrible estado de forma, repasando toda su discografía a excepción de su ópera prima. Están en la cresta de la ola, lo tienen todo (composiciones, garra y directo) y quizá por todo ello les llueve el reconocimiento internacional. En setiembre girarán por Europa junto a Rise Against y actuarán en el Azkena Rock Festival. Acompañando a la tímida lluvia, dos versiones; una innecesaria de Muse, porque vino después de los acordes iniciales de ‘‘Hearted-Shapped Box’’, de Nirvana; y la ya clásica ‘‘Spiders’’, de System of a Down. -
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