Dormir una hora y pedalear de día y de noche es el reto de «Le Tour Ultime»
Imagínense recorrer un Tour en sólo diez etapas. De día y de noche. Atravesar puertos míticos como la Madeleine, Alpe d´Huez, Mont Ventoux o Tourmalet. Ese es el reto de Julián Sanz, un ugaotarra que a partir del próximo viernes disputará «Le Tour Ultime», una prueba de ciclismo extremo de 4.070 kilómetros a completar en diez días. Su estrategia de carrera pasa por dormir una sola hora al día.
Sanz, de 33 años, nos atiende en uno de los pocos momentos que tiene libre. Todo son detalles de última hora. La antelación es una de las claves de su éxito pero los últimos preparativos se han acumulado. «Salen mil cosas más», admite. La última liberar unos móviles para que el gasto sea reducido. «El problema es que crees que tienes todo previsto, pero ahora llegan estos días y se acumula el trabajo. Menos mal que tengo gente que me ayuda».
«El lunes salimos seguro. Todo está listo». Un grupo de ocho personas, Sanz y siete acompañantes, partirá mañana hacia Holanda en una autocaravana y una furgoneta. El próximo viernes a las 2 de la tarde se dará la salida en Holanda a “Le Tour Ultime”, una prueba de ultrafondo de 4.070 kilómetros sin horarios, a completar en un máximo de diez días.
32 horas seguidas
El límite para completar la carrera es de diez días y sobre esa base ha trabajado Sanz, aunque, «si todo va bien», baraja la posibilidad de hacerlo en menos tiempo. «El cálculo es completarla en nueve o días. En los primeros días iré en tiempos de terminar incluso en ocho días pero no sé si podré mantener el ritmo. La estrategia es hacer las 32 primeras horas seguidas. A partir del segundo día dormiré una hora y trataré de hacer entre 400 y 450 kilómetros diarios. Hemos decidido dormir una hora al día, ver cómo resulta esa hora: si funciona, bien, de lo contrario, al de cada tres horas o cuatro dormir una hora más».
El de Ugao es optimista y confía en completar con éxito su hazaña. «Mentalmente tengo bastante claro los cuatro primeros días. La distancia de 1.000 kilómetros la tengo bien cogida y espero a partir de ahí no incrementar el desgaste» Evidentemente, tiene poco tiempo para soñar, y, por eso, no ha pensado ninguna celebración especial. «Sólo espero que sea una buena experiencia para la gente que me acompaña y celebrarlo con ellos».
Superar el
sueño
Vencer el sueño, ésa es su mayor dificultad. «Los puertos, mentalmente, son más fácil porque son puntos de referencia. Además, sirven de descanso, el cuerpo cambia de posición y es un ritmo distinto. El mayor problema es el sueño», confiesa. El vizcaino ha realizado test de sueño a lo largo del año. La cuestión era dormir tres-cuatro horas y el resto del día entrenar y trabajar es inspector de calidad en una empresa de andamios. Nos resume su particular jornada: «Me levanto a las cuatro de la mañana y entreno desde las cuatro y media hasta las siete y media. Desayuno sobre la marcha. A las ocho entro a trabajar y al mediodía aprovecho para rodar. La tercera sesión es entre las seis y las diez de la tarde. Tras la cena, preparo el día siguiente». La clave es entrenar el sueño y ha descubierto que se trata de una preparación sicológica. «El objetivo de ese entrenamiento ha sido saber aceptar esa situación y cómo superarla, es decir, que la sensación de sueño al levantarme sea buena y no mala».
Equipo de apoyo
Otro vértice de su aventura es el grupo de personas de los que se ha rodeado. «Sin ellos no habría podido afrontar este reto». asegura. Son siete personas: sus padres, Julián y Blanca, una amistad de ellos, su entrenador, Iñaki Murillo, el ex ciclista profesional Txema del Olmo y dos fisioterapeutas, uno de Bilbao y otro de Sevilla. A partir de Pirineos Rafa Antón, organizador de la Madrid-Gijón-Madrid, sustituirá a Del Olmo. Sanz admite la dificultad que ha supuesto conseguir su particular “Equipo A”. Esa ha sido una de sus mayores motivaciones. Por un lado, el competitivo, «ser el primer ciclista estatal en acceder a esa prueba y terminarla». Pero hay otros factores más emotivos. «Mi padre fue ciclista y por un accidente una semana antes no pudo participar en la Vuelta».Precisamente, fue de su padre del que heredó el gusanillo del ciclismo, aunque no fue hasta los 18 años cuando comenzó a dar pedales en los triatlón. Sanz descubrió primero las brevet, marchas de 200, 300, 400 y 600 kilómetros. «Fue el principio de todo», recuerda. Si se completa esa ronda tienes acceso a correr una 1.200, pruebas de larga distancia. Es el punto máximo. A partir de ahí sólo hay dos carreras la “RAAM” (Race Across America) su próximo reto y “Le Tour Ultime”. La respuesta de los patrocinadores ha sido buena aunque se ha traducido «en material sobre todo» y no en ayuda económica. Así que ha tenido que poner dinero de su bolsillo. -
UGAO
Los jueces vigilan posibles trampas
“Le Tour Ultime” es una prueba de ultrafondo. No hay horarios y el límite es de diez días y sus correspondientes noches, lo que se denomina non stop. Su dureza reside en que los participantes nueve por ahora tiene que completar los 4.070 kilómetros atravesando los Pirineos primero y los Alpes después. Sanz tendrá que superar puertos míticos del Tour como la Madeleine, Glandon, Alpe d’Huez, Lauteret, Izoard, Mont Ventoux, y ya en los Pirineos, Peyresourde, Aspin o Tourmalet, éste añadido en 2006 como último regalo. Nada se deja al azar. Dos días antes los participantes tienen que estar ya en un hotel de Holanda. Allí revisan las bicicletas y los vehículos, y pasan los primeros análisis. El día 1 de setiembre sale la carrera de Holanda, pasa por Bélgica, Alemania, afrontan los Alpes y los Pirineos, y se vuelve a Holanda. Hay 40 puntos de control, cada 100 kilómetros aproximadamente. En esos puntos, los corredores certifican que han pasado y sellan un documento. Hay jueces que controlan que todo se haga bien y no haya trampas. Asimismo, todos se someterán a cinco controles antidopaje. El día a día se podrá seguir a través de su web “www.juliansanz.com.es” y la de la prueba “www.letourultime.com”.
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