Tiene razón el lehendakari cuando apunta que los mimbres para el acuerdo político de normalización democrática para Euskal Herria están en el Nuevo Estatuto Político aprobado el 30 de diciembre de 2004 en el Parlamento de Gasteiz. Pero Juan José Ibarretxe debiera explicar que se sitúan en el preámbulo y en los primeros artículos en los que se fija que Euskal Herria es un pueblo y que todo él tiene derecho a decidir. El problema será si el PNV ­el papel del Gobierno de Lakua está absolutamente indefinido­ pretende que además de esos principios la solución pase por acordar también el capítulo de competencias, intentando así que todo desemboque en una mera reforma estatutaria. Porque la solución al conflicto, que afecta a todo el país y no sólo a Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, será difícil que venga por cauces institucionales como algunas veces parece dar a entender el lehendakari. Ibarretxe tiene un importante respaldo social que excede a la militancia de su partido, y es obvio que debe jugar un papel en todo este proceso. Pero será el papel que se le adjudique entre todos y no el que él mismo pretende otorgarse, arrogándose un liderazgo que no es real, además de la potestad de dar lecciones o amonestar a otros agentes. -