Raimundo Fitero
Vientos
¿Tiene solución lo de los cayucos? ¿Tiene solución lo de las traineras? ¿Tiene solución lo de las pateras? ¿Tiene solución lo de los yates? ¿Tiene solución lo de los cruceros? El viento mueve las velas de los surfistas, de los parapentistas, de los paracaidistas. El viento mueve las veletas. Frena los pelotones, propaga el olor y escampa las aglomeraciones gaseosas. Vientos del pueblo me llevan. Remar y remar, hasta reventar. Un conflicto remero que roza el escándalo. Pero tenemos puestas las cámaras y se nos escapa cuando sale Astillero. Nos enteramos por el audio. Gran pitada. Nada, a lo nuestro. Vientos.
Silbamos la misma canción. Lo de cada uno de setiembre. Vientos de coleccionismo, de apuntarse al gimnasio, de tomar las clase de inglés y/o euskara, de leer más y escribir a todos los nuevos amigos conocidos en vacaciones. Vientos de amores perdidos, melancolías y traumas posvacacionales. ¿Cómo se llaman en sicología los traumas prevacacionales? Los que no tenemos vacaciones de largo hálito, ¿qué tipo de traumas sufrimos, cómo tenemos que decirle al médico de cabecera que nos exima de nuestras responsabilidades laborales? Y los programadores conociendo el percal nos empiezan a situar ante lo habitual, ante la programación que va tomando el pulso a los recién llegados para embarcarlos en sus zodiacs catódicas, las que nos llevan a los pantanos y ciénagas más conocidos. Han empezado o se anuncian los programas de siempre. Vientos de continuidad.
Nada cambia, por mucho que diga La Sexta que va a cambiar. Nada cambia. Bueno, ha cambiado el finalista de la copa del mundo de baloncesto, que no van a ser los chicos de la NBA: se van a enfrentar los griegos contra los colegas de Pau Gasol, bueno si se recupera de su lesión frente a Argentina. Entre amigos y conocidos fue el juego. Se conocen o de la NBA o de la ACB. Pero se conocen. El baloncesto ¿tiene futuro televisivo? A La Sexta los horarios de Japón no le han ayudado. Pero han cumplido. Y mañana tendrán una audiencia desbordante. Podremos escuchar a Montes con todo su repertorio. Mejor en baloncesto que en fútbol. Sin comparación. Y a Iturriaga, otro que ha escuchado muchos los vientos cantábricos. -
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