SAITAMA
El capitán de la selección española, el alero de Unicaja Carlos Jiménez, se mostró exultante tras la consecución de la medalla de oro en el Mundial de Japón y señaló que «no se podía pedir más» y que lo conseguido era «lo máximo como deportista». «No, no suelto la copa, me ha costado mucho conseguirla y ahora hay que disfrutarla. Y bueno, soy el capitán de este maravilloso equipo y ahora hay que disfrutarlo», comentó Jiménez. «Estamos todos contentísimos y muy felices por lo logrado», añadió el ex capitán y emblema de Estudiantes.
«Son muchas cosas hasta que llegas a este momento, y bueno, lo ves todo reflejado en una cosa tan pequeñita, y está ahí todo dentro, son muchas emociones, muchos sentimientos, y cada vez que la mire el resto de mi vida, me acordaré de todo», reconoció el capitán.
«Al ver la medalla no sé, creo que he pensado en la gente que te quiere y te aprecia, y sobre todo que están cerca de ti, desde pequeño que empiezas a jugar al baloncesto y te apoyan, y te vienen muchas cosas a la cabeza», dijo el nuevo campéon del mundo.
Por su parte, Pau Gasol, el gran ausente, aunque presente en todas las acciones de sus compañeros en esta final, declaraba que «todavía no sé dónde voy a colocar la medalla. Todos, de una manera u otra, hemos vivido la final muy intensamente. Yo sólo quería que el equipo ganara y que jugara a este gran nivel, y lo ha conseguido».
«Hay que felicitar al equipo, a todos, porque lo que hemos conseguido es algo muy grande y tenemos que celebrarlo. La verdad es que hemos trabajado mucho y nos lo merecemos», sentenció emocionado el MVP del Mundial.
Por último, el seleccionador español, Pepu Hernández, trató de repartir los elogios, al acertar desde el banquillo.
«Los jugadores han hecho un trabajo extraordinario durante el torneo. Ha sido una demostración de confianza y seguridad», afirmó el técnico.
«En la final recuperamos nuestro juego, pues nos costó ante Argentina. Pero más allá de cualquier estrategia, está la ambición y la solidaridad de los jugadores», agregó.
«Quiero hacer extensiva la felicitación al cuerpo técnico que ha trabajado en la coordinación para ayudar a un gran grupo de jugadores como el que hemos tenido», señaló Hernández con la voz entrecortada por la emoción.
Yannakis: «Perdimos nuestra fe demasiado
rápido»
La selección helena, vigente campeona de Europa, era la otra cara de la moneda.
Después de la paliza sufrida ante España, el seleccionador griego, Panagiotis Yannakis, no ponía paños calientes a su derrota.
«Mi equipo estaba muy nervioso y perdimos la concentración cuando íbamos diez puntos por debajo. No tuvimos la paciencia para jugar que exhibimos durante el torneo», afirmó el técnico.
«No hemos podido ver un gran partido, aunque la selección española ha jugado con mucho entusiasmo y pasión, con el extra de motivación que les daba jugar sin Pau Gasol», agregó.
Yannakis también atribuyó la derrota al gran número de «fallos fáciles» que cometieron sus jugadores, así como a la precipitación.
«Tratamos de jugar rápido. Vasilis Spanoulis trató de hacer las cosas tan rápido que no teníamos paciencia para leer mejor los pases. Perdimos con el balón en el suelo, no en el aire», declaró el ex jugador del Aris de Salónica.
«Perdimos nuestra fe muy rápido. Le deseo una rápida recuperación a Pau Gasol porque la próxima vez queremos jugar contra el equipo español al completo. Quizás así mis jugadores tendrán ese extra de motivación y jugarán mejor», concluyó con una amplia sonrisa.
La victoria española por 47-70, en la final del Mundial supone la segunda diferencia más amplia en una final de este tipo, con 23 tantos de renta, por detrás del Dream Team en Toronto 1994, que ganó a Rusia por 44 puntos.