Tan solo correcto
El recital de Ricardo Descalzo daba término al ciclo de cinco conciertos en los que otros tantos pianistas han interpretado la integral de sonatas para piano de Mozart. Aunque el formato de monográfico no sea probablemente de los más interesantes para un músico, estas cinco citas han enfrentado al público donostiarra con cinco maneras distintas de abordar una música aun hoy, 250 años después del nacimiento de Mozart, sigue siendo adaptable a las visiones más diversas. Esto se puede probar con la archiconocida “Sonata” en La mayor (la de “La marcha turca”), que con una diferencia de dos semanas hemos podido escuchar en versiones radicalmente distintas en manos de Fazil Say (arriesgada e iconoclasta) y Ricardo Descalzo (escolástica). No se le vio muy cómodo a Descalzo interpretando Mozart. El pianista alicantino es conocido por ser un notable intérprete de música contemporánea, y es en esa faceta en la que hemos podido verle en Donostia con anterioridad. Su Mozart, sin embargo, es correcto pero se queda corto en detalles: el rango dinámico es limitado, sin fortes ni pianos expresivamente claros, y cuando se tiende hacia estos últimos el equilibrio entre ambas manos se escora un tanto hacia la izquierda. La articulación es clara y equilibrada, pero transmite una cierta sensación de inseguridad que se fortalece por los numerosos errores y algunos usos un tanto descuidados del pedal. La concepción musical es tradicional a más no poder, que a estas alturas y con las últimas tendencias interpretativas sobre instrumentos modernos, es lo mismo que decir anticuada. Se trató, en definitiva, de un recital sencillamente correcto de música mozartiana, que se vio ampliamante superada en calidad estilística por los dos bises que regaló: el nº30 del “Album de la Juventud” de Schumann y, sobre todo, la divertida “The drumming” de Sofía Gubaidulina. -
Mikel CHAMIZO
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