- Alaves
Cos asume con resignación su papel de apagafuegos del sistema Piterman
·El nuevo entrenador albiazul no escondió sus temores por el recibimiento en el vestuario
GASTEIZ
La apatía, la resignación y el desinterés son unos de los peores síntomas en los que puede caer un club de fútbol y el Deportivo Alavés sufre un grave peligro de sumar estos males a todos los demás que arrastra, no ya sólo por parte de los aficionados que empiezan a estar cansados ya del guión de esta película que ya tenían vista sino por parte de un vestuario que ve cómo la única alternativa válida para el banquillo es un técnico al que el año pasado Piterman se vio obligado a cesar por su falta de resultados. Pero es que, en la que fue su tercera presentación como técnico albiazul, fue el propio Chuchi Cos el que trasmitió una gran sensación de resignación ante un cambio que «ni deseaba ni esperaba», como se encargó de repetir sucesivamente.Visto lo visto, la opción Chuchi Cos es la única capaz de encajar en el sistema Piterman y al técnico cántabro no le ha quedado otra opción que volver a abandonar los despachos y ponerse en el lugar que más le interesa a su mentor Piterman. En este sentido, Cos no tuvo ningún reparo en reconocer que la decisión no le había gustado, pero entiende que es la mejor opción, ya que es de los pocos, por no decir el único, que encaja en la forma de dirigir un club de Piterman. «Yo no deseaba esta situación, ni tengo afán ni tenía afán por volver al banquillo. Tras la salida de Oliva el año pasado el presidente me ofreció volver y yo no quise, porque no era la situación ni para mí, ni para la afición, ni para la plantilla», señaló.
No más cambios
Según lo desvelado por el hasta ayer secretario técnico, la experiencia del año pasado les ha servido para darse cuenta de que acudir a entrenadores ajenos «puede traer problemas» y por ello acepta ser el apagafuegos de Piterman, con constantes cambios de obligaciones. «Ahora mismo soy la única persona que conozca a la plantilla, que conozca al cuerpo técnico y que haya trabajado con ellos. Piterman me ha reiterado su confianza en mí, quiere que sea yo el entrenador. ¿Que si me cansa? Yo lo considero como un trabajo más, la gente puede pensar lo que quiera pero creo que ahora es una buena opción para el club», afirmó.Después de tanto tiempo a la sombra de Piterman, Cos parece haber adquirido la capacidad del ucraniano para aislarse de las críticas de fuera, pero el verdadero problema para la entidad estará en la respuesta de la plantilla al regreso de un entrenador que fracasó con estrépito el año pasado y con el que buena parte del plantel no se lleva demasiado bien. «Igual siendo otra persona la plantilla se cansa más. Ellos son profesionales y lo que quieren es jugar, ganar, ascender y ganar más dinero. Yo estoy en esa misma situación, voy a intentar que no haya muchos cambios porque yo estaba en el trabajo con ellos». Lo que no ocultó Cos fue su preocupación por lo que pueda pensar la plantilla. «Me reuniré con los capitanes y les trasladaré que no pasará lo del año pasado, con tantas idas y venidas. Que estén tranquilos, sólo han pasado dos jornadas y hay equipo para ascender. Me preocupa bastante lo que pueden pensar los jugadores pero creo que es una situación distinta». Y no es de extrañar esta preocupación, ya que la credibilidad de un entrenador que sólo logró 12 puntos en 17 jornadas no puede ser demasiado grande para todos aquellos que siguen del año pasado, y los recelos se multiplicarán si eran de los que apenas gozaban de minutos.«Intentaré que me crean, pero cada persona es un mundo. Unos lo aceptarán y otros no, pero seguro que lo darán todo, porque son profesionales, sus familias dependen de ellos y no es lo mismo jugar en Segunda que en Primera. Es mucho mejor para todos y entiendo que por ello van a luchar, estén de acuerdo o no con lo que les trasmita el cuerpo técnico».
La teoría de los «motivos personales» apenas se sostiene durante unas horas
GASTEIZ Era de esperar y la teoría de «los motivos personales» apenas duró unas pocas horas antes de desmoronarse, aunque de las partes no saldrá ninguna confirmación, ya que de ello depende que Julio Bañuelos cobre lo pactado por su «cese-dimisión». Y es que todas las versiones que se manejaron ayer coincidieron en que la razón que desencadenó la dimisión del técnico burgalés fue la injerencia de Piterman en la alineación que saltó de inicio en La Rosaleda de Málaga. Tras un verano tranquilo, en el que Piterman parecía haber dejado trabajar a Bañuelos, el comienzo de la temporada trajo consigo la vuelta al sistema de siempre Piterman se sentó en el banquillo a partir del partido de presentación y el desencadenante del relevo en el banquillo fue el acto de «indisciplina» cometido por Bañuelos en Málaga, al mantenerse en sus trece y no hacer caso al ucraniano, que quería sacar del once inicial a Aloisi, Carpintero y Navarro. Para entonces las relaciones ya habían comenzado a deteriorarse y tras varias discusiones en Málaga la primera en el descanso y comprobar el ucraniano que Bañuelos no estaba dispuesto a tragar, le dio tres opciones; un cese traumático, la posibilidad de un intercambio de papeles con Cos y seguir ligado al club desde los despachos, o la que finalmente consensuaron, es decir, pactar una salida amistosa y venderlo todo como una dimisión por «motivos personales» del técnico. Tras pasar por un paripé que no es nuevo en la rueda de prensa del martes, Bañuelos irá cobrando los pagarés del club según su comportamiento.
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