Michel Gaztambide: «El lenguaje del guión está muy cerca del de la poesía»
Michel Gaztambide (Vauclause, 1959) se gana la vida como guionista de cine y escribe poesía en sus ratos libres. No es algo casual, pues son dos lenguajes muy cercanos, según explicó ayer en un encuentro con los medios de comunicación mantenido en la sede bilbaina de la SGAE, donde imparte un curso de iniciación al guión. Autor de historias como «La vida mancha», confesó que prefiere las películas «de personajes», aunque lo que más le gusta es hacer «un poco de todo».
BILBO
Se declara navarro y del Osasuna, aunque reside en Donostia, y ha firmado los guiones de películas emblemáticas como “Vacas”, de Julio Medem, o “La vida mancha” y “La caja 507”, de Enrique Urbizu. Finalizado el guión de “Tranvía a S.P.”, que planea llevar al cine Aitzol Aramaio, actualmente escribe para Pedro Olea un thriller de época en la línea de “El maestro de esgrima” y trabaja en la adaptación de una novela histórica para una producción de gran presupuesto. Entre tanto, esta semana la pasará enseñando las nociones básicas de guión a las 25 personas que se han apuntado al curso ofertado por la SGAE. La primera gran sorpresa que se llevarán sus alumnos será descubrir la gran diferencia que hay entre la narrativa y la escritura de un guión. «Este es un lenguaje completamente diferente en el que escribes sólo imágenes; a partir de ahí, creas un código narrativo que el espectador decodificará cuando vea la película explica Michel Gaztambide. Al principio, te puede parecer que es un lenguaje pobre, luego te das cuenta de que es un lenguaje realmente rico, que está mucho más cerca de lo códigos de la poesía que de la narrativa».
Trabajar de encargo
Admirador de Michael Winterbottom, Jean-Claude Carrière y Rafael Azcona, a Gaztambide le gusta contar historias «pequeñas, tristes, de personajes», pero sin renunciar a hacer toda clase de géneros. En esta carrera, ha tenido la suerte de poder escribir desde thrillers hasta películas surrealistas y no le ha faltado trabajo desde que decidiera abandonar ETB, donde trabajó durante nueve años. También es cierto que cuanto más conocido se hace, menos trabaja con historias propias y más con encargos, algo que no le importa, sobre todo si es con un buen director. «Hay una leyenda negra que dice que a los pobres guionistas nos destrozan el trabajo. Pero el guión es algo que se modela y eso no tiene por qué ser malo. Cuando haces un guión con un buen director, no te llevas muchas sorpresas, sobre todo porque éste suele ir al rodaje con un guión de hierro». Aún así, compara la relación guionista-director con la de un matrimonio, en donde también abundan «los divorcios y los noviazgos rotos». Aunque muchos colegas suyos dan el paso a la dirección, Michel Gaztambide tiene claro cuál es su oficio. «Hice un corto y ya me di cuenta de que eso no es para mí, es demasiado rollo, demasiado trabajo».Defensor de su profesión, denuncia el intrusismo y las condiciones en las que trabajan los guionistas en el Estado español. «Los directores españoles tienen una enfermedad, y es que se creen que son muy listos y muy autores y casi todo se lo guisan y se lo comen ellos, para bien y para mal. La verdad es que se oye mucho eso de que hacen falta guionistas, que el guión es muy importante, pero este trabajo no se valora: cuesta muchísimo conseguir una cosa tan elemental como que un productor te encargue un trabajo y te lo pague». Por eso, a él le hace gracia cuando los productores dicen que no hay guiones. «Es que es muy difícil que los haya en esas condiciones. Si no te pagan, tienes que buscar trabajo en otro sitio. Los productores no arriesgan, no invierten; en Estados Unidos, en cambio, saben que el mayor valor de una empresa es su librería y pagan a veinte guionistas para que escriban sus historias, de las que luego sólo se harán tres». Sobre “Tranvía a S.P.”, la novela de Unai Elorriaga que acaba de adaptar, señala que es «muy especial y compleja; hemos intentando mantener la poesía que tiene, pero hemos tenido que quitar muchas de sus maravillosas disgresiones. Hay un productor muy interesado y depende de las subvenciones que consiga rodarla o no.».
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