El consejero de Sanidad del Gobierno de Lakua, Gabriel Inclán, y la consejera de Cultura, Miren Azkarate, ofrecieron ayer una rueda de prensa cuyo contenido bien podría enmarcarse en las habituales campañas de promoción y consumo de materiales didácticos que se repiten a cada arranque de curso escolar. Los dos responsables institucionales presentaron los «productos estrella» cara a promocionar el conocimiento y uso del euskara entre el personal de Osakidetza. Aunque a primera vista los materiales presentados merezcan todo el respeto, una revista, una web y unos minutos de radio bien pueden servir de apoyo a un programa de euskaldunización, lo que falla es que la galería de productos presentada no tiene como base ese plan integral, serio y a largo plazo que demanda la normalización de nuestra lengua en la sanidad vasca.
Nada habría que objetar a éstas y otras aportaciones didácticas si no nos encontráramos con un error de partida, de base, como es que tras dos décadas y media del llamado autogobierno Osakidetza funciona y atiende a sus pacientes básica, cuando no exclusivamente, en castellano. Lamentablemente, las características de la última OPE anunciada para el servicio público de salud ha venido a confirmar que no hay una voluntad decidida de dar el golpe de timón que precisa la política de euskaldunización de la administración pública.
Como ocurriera con convocatorias de empleo precedentes, la pasada primavera Kontseilua y Behatokia ponían de nuevo el dedo en la llaga al constatar que Osakidetza persiste en una política lingüística que ha demostrado ampliamente su ineficacia. Resulta de enorme gravedad que de los más de 3.600 trabajadores y trabajadoras de Osakidetza apenas un 25% acredite conocimiento en euskara. Pero todavía es más desalentador ver cómo la nueva OPE sólo solicita perfil de euskara en el 20% de los puestos de trabajo.
Desde que el Consejo de Europa constatara en su informe sobre las lenguas minorizadas de 2005 que los esfuerzos realizados en Osakidetza son insuficientes ¿qué ha cambiado? Poco según los organismos sociales que trabajan por la normalización, que pidieron un 30% más de inversión para el euskara que no tuvo reflejo en el actual presupuesto. Promociones al margen, la euskaldunización precisa de una política de proyección nacional y de un compromiso político más sólido. -