Se han cumplido veinte años desde aquel 4 de septiembre de 1986, cuando un grupo de vascos y vascas tomó orgánicamente la determinación de fundar un nuevo partido político en Euskal Herria, con el propósito de ocupar un espacio vacío dentro del espacio político del nacionalismo vasco, bajo los ideales socialdemócratas.
Este joven partido, se convirtió en la expresión de un amplio sector de la sociedad vasca que esperaba deseosa poder estar representada por un partido progresista que, además de aportar soluciones de gobernabilidad a las cotidianas demandas de los ciudadanos y ciudadanas, pusiera en marcha líneas de trabajo que condujeran a construir nación, como así también a impulsar ideas y acciones de cara a lograr por vías pacíficas la resolución del conflicto vasco, cuyo fin último es la constitución de un estado vasco independiente.
Si repasamos objetivamente el accionar de EA, podremos encontrar que tanto dirigentes, alcaldes, parlamentarios, consejeros y diputados europeos, han aportado a la construcción de Euskal Herria proponiendo permanentemente alternativas que favorezcan la consecución de puntos de encuentro entre las fuerzas abertzales, para avanzar, a partir de estos, hacia nuevos espacios soberanistas dentro de un marco de paz, democracia y libertad.
Los historiadores del mañana avaluarán con mayor objetividad el accionar de Eusko Alkartasuna en estos 20 años, pero seguramente no quedarán dudas que al analizar la trayectoria política de Eusko Alkartasuna, la balanza estará firmemente inclinada hacia el platillo de las acciones llevadas adelante privilegiando el país, en comparación con las acciones desarrolladas con fines exclusivamente partidarios. ¿Será justa la historia con Eusko Alkartasuna?
Mucho más fácil hubiera sido privilegiar posiciones partidarias, poniendo la energía mili- tante en el fortalecimiento partidario y tomando como único objetivo mejorar elección tras elección el desempeño electoral. Pero en una agru- pación política, cuando se privilegia construir país a desarrollo partidario, simplemente se está cumpliendo con la observación de un principio o postulado, que se traduce en privilegiar el interés nacional.
Hoy, más allá de su 20 aniversario, Eusko Alkartasuna es noticia y motivo de debate en medios periodísticos, como así también en gran parte de la sociedad vasca, a partir de la resolución democrática tomada por sus órganos partidarios, los cuales han determinado acudir a las próximas elecciones en solitario. Muchas opiniones y valoraciones pronostican que la medida antes enunciada, será la causante: de la desaparición de Eusko Alkartasuna o de su fragmentación ideológica. Tal vez Eusko Alkartasuna se esté sencillamente adelantando a los tiempos, y realizando la lógica adecuación por la que todos los partidos deberán atravesar una vez que el país logre la normalización política.
Si proponemos que la solución del conflicto sólo será posible si el pueblo vasco ejerce el derecho a decidir, ese mismo derecho debe regir para los cuerpos partidarios de Eusko Alkartasuna. Además, la mayoría la constituye quien reúne la mayor cantidad de voluntades, sea ésta excesivamente mayoritaria o no. Lo cierto es que Eusko Alkartasuna se ha replegado sobre su propia estructura política y ha determinado que hoy es tiempo de construir país y partido. En este sentido, la concurrencia en solitario significa un paso importante para poder ofrecer al país una opción progresista y socialdemócrata, lo cual no priva al partido de tener acuerdos posteriores con otras formaciones políticas.
Imagino a miles de militantes de EA, con una renovada esperanza militante, esperando ansiosamente el comienzo de la próxima campaña electoral para poder explicarle a la ciudadaníatoda que Eusko Alkartasuna seguirá construyendo país, promoviendo la unidad abertzale, pero avanzando de la mano de sus postulados socialdemócratas con el fin de consolidarse definitivamente en un espacio político de izquierda. Han pasado 20 años y el mejor homenaje que se le puede realizar a Eusko Alkartasuna es redoblar la militancia, ampliar la base de susten- tación política y comenzar a imaginar, para un futuro no lejano, un partido dispuesto a gobernar un estado vasco independiente. -