Mil kilómetros por mil razones
Recorrer mas de dos mil kilometros por estar menos de dos horas ante la prision gaditana de algeciras esuna de las experiencias que reflejan una de las realidades a las que gran parte de la sociedad vasca debe hacer frente cada fin de semana. un largo viaje que ha llevado esta vez muestras de apoyo a de juana.
Con una sonrisa es como iniciaron el sábado por la tarde el viaje de más de mil kilómetros que separa Donostia de Algeciras. Mil kilómetros y mil razones para recorrerlos, una y otra vez. Muchos de los que ayer se sentaban en el autobús que les conducía a la prisión de Algeciras realizan este mismo trayecto una semana sí, y otra también. Sólo durante este fin de semana habrán sido cientos los vascos que hayan acudido a las prisiones españolas y francesas, recorriendo miles de kilómetros y sorteando miles de impedimentos para estar con los suyos. El grupo de marchistas que, en menos de día y medio ha
recorrido más de dos mil kilómetros, ha tenido un sólo objetivo: mostrar su
solidaridad a Iñaki de Juana, y como no, al resto de los ciudadanos vascos
recluídos tras las rejas de la prisión gaditana.
«Tenemos que estar en la calle»
Alex, uno de los viajeros, explica que decidió sumarse a esta marcha para expresar su apoyo y solidaridad a De Juana porque «lo está dando todo, y los demás también tenemos que hacer algo. La situación a la que están sometidos los prisioneros vascos es grave, y algo tenemos que hacer entre todos para que cambie». Da la casualidad que Alex fue arrestado por la Policía española justo al día siguiente de la detención de Iñaki de Juana en 1987, y con él compartió algunas semanas en prisión. Junto a él, Izaskun, una joven de Alde Zaharra, explica que «ese algo» al que se refiere Alex debe ser «la movilización continua». Y añade que «tenemos que estar en la calle en defensa de los derechos de los presos y por el respeto a su estatus político. Y mediante la movilización y la construcción de una presión popular infranqueable conseguiremos el objetivo marcado». Iratxe, profesora universitaria y vecina del barrio donostiarra de Gros, es una de de tantas personas que cada fin de semana se en carretera, y cuando llega el turno de realizar una marcha como ésta por Iñaki de Juana, es la primera en apuntarse, esta vez con otros dos familiares más, su hermana y su madre. El fin de semana pasado a Granada, éste a Algeciras, dentro de dos a la prisión de Puerto de Santamaría, y dentro de dos más, de nuevo a Granada y de ahí a la cárcel de Algeciras. Ayer, aprovechando la marcha, visitó a su amigo y convecino Iñaki Cañas. Aun estando en la misma prisión, Cañas subraya que no tienen contacto alguno con De Juana y que, por tanto, les es imposible saber cómo está. El motivo de esta falta de comunicación se llama aislamiento, lo que no deja de generar «inquietud e impotencia» entre los presos políticos vascos.
Esperando desde las 9.00
Ayer, una marcha solidaria hizo más llevadero ese aislamiento, como explicó Iñaki Cañas. El preso relató en la visita que esperaban a los marchistas desde las 9.00 y destacó que, si bien los gritos se oían con menos intensidad, los irrintzis y el sonido de las bocinas acústicas lograron adentrarse en los muros y resonaron con intensidad en toda la prisión gaditana.Llega la hora de regresar a Donostia. Son las 13.30 y aún quedan otros mil kilómetros por recorrer. Pero el cansancio no se refleja en ninguno de los rostros. «Objetivo cumplido», exclama uno. «Podríamos haber sido más», comenta otro. Pero, al fin y al cabo, subrayan los marchistas, han conseguido llevar hasta la misma prisión la solidaridad con De Juana, que hoy cumple 43 días en huelga de hambre, y con el resto de presos políticos y han logrado que ese apoyo traspase los gruesos muros de Albolote. -
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