BUDAPEST
La Policía, reforzada en efectivos y en material antidisturbios, reprimió con inusitada contundencia a los jóvenes amotinados en la madrugada de ayer. Detuvo a 62 personas e hirió a 17, tres de ellas con pronóstico grave. Contrariamente a las noches anteriores, la Policía no informó de eventuales heridos entre sus filas.Paralelamente, y mientras 3.000 personas se concentraban ya a primera hora de la noche de ayer ante la sede del Parlamento, el Gobierno amenazó con imponer el toque de queda. «Adoptaremos cualquier medida que se requiera para evitar un motín», anunció el ministro de Justicia, Jozsef Petretei.
El Ejecutivo de Ferenc Gyurcsany, en el ojo del huracán tras reconocer que hurtó a los electores un plan de ajuste económico draconiano, combinó la mano dura con la invitación a todo el arco político a na reunión para sortear la crisis.
No obstante, la principal formación opositora, la derechista Fidesz, y sus socios democristianos boicotearon la cita.
Desconvocan marcha
No obstante, y en un gesto de conciliación, Fidesz desconvocó una manifestación prevista el sábado en la capital.Entre los amotinados, muchos de los cuales exhiben símbolos nazis y/o relativos a la Gran Hungría, hay un partido que concentra si cabe más las iras que el «socialista» de Ferenc Gyurcsany.
Se trata de sus socios en el poder del Partido Liberal, formación política a la que la extrema derecha acusa de ser un partido judío.
La UE abrió un paréntesis para el fraude
El pasado enero, en una decisión sin precedentes, Bruselas rechazó el programa económico del Gobierno húngaro y le ordenó «hacer de nuevo las cuentas», porque «no era creíbles». Pero dio hasta setiembre de plazo al Ejecutivo para presentar otro plan. Y es que en abril se celebraban los comicios de la «mentira». -