Hay un personaje en el PSE que se ha personado en los juzgados para denunciar a su jefe, Patxi López, por haberse reunido con Arnaldo Otegi. Y, claro, en su partido se han mosqueado y le han abierto un expediente disciplinario. Hasta ahí todo entra dentro de lo que parecía previsible. Pero no. Al osado militante ya le ha salido un abogado defensor: Iñaki Ezkerra.

En su columna de ayer en “La Razón” decía el Ezkerra que «Uno tuvo el gran honor de acompañar a Antonio Aguirre a que perpetrara la falta por la cual se le ha represaliado, o sea a presentar en los juzgados bilbaínos la querella que ha interpuesto el Foro Ermua contra Patxi López por esa cita con un partido que de momento se halla ilegalizado». Y se queda tan ancho el tío.

La memez no tiene límites conocidos, así que sigue ufanándose de la hazaña:«Esa misma tarde, en un acto público celebrado en la plaza Moyúa, Aguirre pidió que se le devolviera la parte proporcional de su cuota de militante del PSE-EE que corresponde al pago del alquiler del salón en el que tuvo lugar la reunión bochornosa. Lo siento por los artífices de su ominoso expediente pero aquel fue el momento más emotivo y aplaudido de la concentración; aquel momento de alusión a su cuota que lleva pagando toda la vida». Como provocación, vale, pero como argumento no se me ocurre sinsorgada mayor.

Y el Ezkerra se pone en plan farruco:«Lo que no sabe Patxi López es que el ambiente estaba tan caldeado aquella tarde que mucha gente se quería desplazar ante la sede de su partido, que se encuentra a sólo una manzana de la plaza, y que si no se produjo esa ‘foto’ fue por- que Antonio Aguirre no quiso que se produjera». No dice la verdad. No pudo ser mucha la gente que quería hacer eso por la sencila razón de que en la concentración hubo cuatro gatos. Yo ví la foto.

Y termina con un alegato casi cómico:«No se puede exigir que la legalidad constitucional se paralice ante Otegi para acto seguido servirse de los más rastreros legalismos del partido y cernirse implacable contra tu gente. Yo creo que andar abriendo expedientillos aparateros, montando purgas y amenazando con expulsiones a militantes históricos es la cosa más mediocre y más mezquina, más estalinista, más triste y repugnante que puede hacerse en un colectivo humano». Hombre, si has intentado meter en la cárcel a tu secretario general... -

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