GARA
El día despues del cierre de la central
Desmontar una central nuclear no es tarea sencilla. Pero en el caso de que el PSOE se decida a cerrar Garoña, los desmantelamientos de Vandellós I (1998-2003) y el recién comenzado de Zorita (2006-2015) nos sirven de referencia.
Ydespués del cierre de Garoña qué? El pasado 30 de abril, la central de Zorita (Guadalajara) cesó en su funcionamiento y a partir de ahí comenzó la cuenta atrás para su desmantelamiento. Unas 95.000 toneladas de materiales de las que el 95% podrán ser reciclados, puesto que sólo el 5% son residuos radiactivos, industriales o tóxicos, que se trasladarán al centro de El Cabril, en Córdoba. Enresa se encargará de financiar el desmantelamiento y las obras, que se prolongarán durante seis años, de 2009 a 2015. Antes, Unión Fenosa se encargará de algunos trabajos, como la gestión del combustible y la descontaminación de algunos sistemas. Respecto a los 125 trabajadores de la planta, 75 permanecerán en las instalaciones para participar en el desmantelamiento y el resto ha sido recolocado en otros centros de la compañía eléctrica. Unión Fenosa tiene previsto construir en este recinto, a partir del año 2009, una central de ciclo combinado de gas. Estos son los planes a futuro para Zorita. Pero también hay un espejo del pasado en el que Garoña puede mirarse. Es el de la central de Vandellós I, la primera planta desmantelada en el Estado español y cuyos trabajos comenzaron en 1998 y se alargaron hasta 2003, con un coste de 94,6 millones de euros. Lo llamativo de todo es que esta operación generó a su vez en la comarca tarraconense del Baix Camp unos beneficios de 360 millones de euros, es decir, cuatro veces más. De los 2.700 obreros que desfilaron por las instalaciones, el 75% eran de la zona, y de las más de 300 empresas participantes, la mitad eran de la provincia. Pero más allá del costo y la repercusión económica de una operación de esta envergadura, ¿cómo se desmonta una central nuclear? En el caso de Vandellós I fue en cinco años, y los suelos y paredes, tuercas, tornillos, puertas, ventanas, escombros y cables, o ascensores, todo fue reciclado. Es decir, la planta fue reutilizada hasta en un 98%. Eso sí, antes, cada centímetro fue medido y descontaminado, es decir, primero se «tacharon» los lugares contaminados y luego se «frotaron». Los elementos radiactivos, unas 1.700 toneladas, acabaron en el cementerio de El Cabril. A día de hoy sólo queda el reactor, aislado bajo un sarcófago, al que no se podrá acceder en 25 años, cuando se podrá descontaminar sin peligro para los trabajadores. Mientras, el lugar sirve ahora para distintos estudios sobre la radiactividad. Zorita aprenderá de las lecciones de Vandellós y de ellos lo hará Garoña. -
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