La Organización Mundial de la Salud (OMS) recientemente ha dado a conocer algunos datos sobre el amianto que ponen en entredicho las campañas de prohibición de su uso y comercialización, a la vez que plasman de forma clara que son millones los trabajadores que están en contacto diario con ese mineral que es cancerígeno. El organismo internacional reconoce que la producción mundial de amianto en el período 2000-2005 «ha sido relativamente estable, entre 2,05 y 2,4 millones de toneladas». En este caso, la OMS advierte que «aunque el uso de crocidolita y sus productos (derivados del amianto), así como la pulverización de amianto han sido prohibidos según el Convenio sobre Amianto de la OIT desde 1980, el amianto crisotilo todavía se usa ampliamente en algunos países». En un control que realizó el organismo en junio de este año, se comprobó que en un 23% de los estados que son miembros de la Organización Mundial de la Salud «habían prohibido o pensaban prohibir el uso de amianto crisotilo, el 41% no lo había prohibido, ni tenía registros de comercio y el 36% todavía usaba, importaba y exportaba amianto y los productos que lo contienen».
Millones de expuestos
Constata que actualmente son 124 millones de personas en el mundo las que están expuestas al amianto. Cada año, según los cálculos existentes, 89.000 personas fallecen por enfermedades relacionadas con ese «mineral asesino». Aunque sus efectos mortales se conocían en el Estado español desde los años sesenta del pasado siglo, los empresarios lo siguieron utilizando en procesos de producción de altas temperaturas y de continua fricción. Todavía existen algunos responsables de empresas que niegan que se conociera el peligro y que tiene mucho que ver con el ahorro de medidas de seguridad a costa de la salud de los trabajadores.
El texto de la OMS precisa que «39.000 por cáncer de pulmón; 39.000 más por mesoteliomas; y 7.000, por amiantosis» fallecen.
«Estas enfermedades tienen elevados índices de mortalidad y no responden bien al tratamiento médico. Debido a los largos períodos de latencia vinculados a estas enfermedades, detener el uso del amianto tendría como resultado un descenso en el número de muertes relacionadas con esta sustancia después de una serie de décadas. Por tanto, incluso en países que prohibieron según precisa el uso del amianto en los años 90, el lastre de las enfermedades relacionadas con ese mineral cancerígeno seguirá aumentando», advierte.
La exposición al amianto se produce principalmente mediante la inhalación de fibras del aire en el entorno laboral. En Euskal Herria muchos son los trabajadores afectados y que padecen esta enfermedad; y también se han producido muertes.
El control médico es esencial, pero la OMS también recomienda medidas de prevención a todos aquellos trabajadores que se estén encargando de los procesos de desamiantado de edificios, zonas de producción de hornos, ...
Destaca el organismo internacional que la mejor manera de evitar las enfermedades profesionales es la eliminación de los riesgos. Esa recomendación es esencial y los empresarios están obligados a aplicarla. Los trabajadores tienen que tener en cuenta esa medida y, sin duda, deben denunciar donde no se adopta.
La OMS recuerda que la seguridad es esencial si se trabaja en procesos donde pueda haber amianto, porque «el cáncer de pulmón y el mesotelioma se han observado en poblaciones expuestas a nieveles muy bajos de amianto». La OMS destaca productos alternativos al mineral cancerígeno como las fibras cortas de atapulgita, las fibras de carbono, las de celulosa no respirable, las vítreas sintéticas no biopersistentes, las wollastonita y la xonotlita, «que han sido evaluadas por la OMS y se han encontrado que están asociadas a muy bajos riesgos de salud por inhalación». -
BILBO
A inicios de este mes se dio a conocer que el grupo industrial francés Alstom recurrirá la condena del Tribunal de Lille por haber expuesto a los trabajadores al amianto.La multa alcanzó los 75.000 euros por un delito de «puesta en peligro de la vida ajena» al no haber protegido de los riesgos de trabajar con amianto a los empleados de su planta de Lys-Lez-Lannoy entre 1998 y 2001. Además tendrá que indemnizar con 10.000 euros a cada uno de los antiguos 150 trabajadores que se habían constituido como acusación particular.
Estos hechos demuestran que los empresarios, aún conociendo los efectos mortales de ese mineral, prefieren mirar a otro lado, y valida el informe de la OMS que muestra que todavía no sólo hay muchas toneladas de amianto instaladas, sino que en muchos lugares se trabaja con ese mineral conociendo sus efectos mortales. La OMS pide de forma encarecida que «se debe dejar de utilizar el amianto» y «tomar medidas concretas para evitar su exposición durante la eliminación».