CELTA 0
OSASUNA 2

IRUÑEA

Los rojillos dejaron claro, una vez más, que si saltan al campo con la actitud de morder y pelear los balones divididos tienen muchos boletos para llevarse los tres puntos. Ayer atemorizaron al Celta desde el principio, no le dejaron ni oler la pelota y se plantaron con señorío en el césped celtiña.

Osasuna se dejó de milongas y salió con el mismo talante de la pasada temporada. El que mejor sabe interpretar: llevar la iniciativa y la posesión del esférico, tocar y buscar el hueco sin perder la posición. En honor a la verdad también habría que reseñar que enfrente no estaba el Barcelona, sino un Celta que se vio sorprendido por esta dinámica y dejó hacer a los rojillos, confiando en la rapidez al contragolpe de los delanteros Baiano y Canobbio.

Pero los de Ziganda no permitieron ninguna alegría a los celestes. De los primeros despistes defensivos ­alguna que otra pérdida de balón y falta de entendimiento entre jugadores­ se pasó en apenas un cuarto de hora a una gran solidez, acrecentada por la presencia de un tranquilizador Nekounam.

El iraní no sólo va bien al corte gracias a su perfecta ubicación, sino que sabe salir con el esférico controlado y busca siempre la mejor opción de pase, arriesga lo justito y posee ese toque de balón que le permite abrir con grandes desplazamientos al pie de sus compañeros.

Aunque mejor ubicado en el campo ­Muñoz y, sobre todo, Raúl García, ahogaban la salida de Oubiña­, también es cierto que los navarros no disponían de ocasiones claras para adelantarse. En su línea de desparpajo, sólo el de Zizur Nagusia lo intentó desde fuera del área con ambas piernas, pero sus disparos salieron muy desviados.

Llegada la media hora, el choque fue ganando enteros e inclinándose del lado rojillo. Juanlu, que se fue entonando a medida que avanzaba el envite, probó las facultades de Pinto en un zurdazo ladeado, seco y pegado al poste a media altura, que sacó con eficiencia el guardameta gaditano.

Era el preámbulo de la guinda al buen encuentro que estaba disputando la escuadra navarra. Y no podía ser otro quien anotara el 0-1 que el rojillo que mejor lo estaba haciendo en el plano ofensivo por su verticalidad y velocidad:Valdo. El leonés estuvo muy atento al rechace de la defensa gallega tras el saque de un corner para enganchar una gran volea con la izquierda en el área grande.

A Osasuna le bastó con seguir en la misma línea de seriedad manifestada en los primeros cuarenta y cinco minutos. Los de Fernando Vázquez no encontraban hueco ni brecha por la que poder generar ocasión alguna de peligro, pese a que el técnico celtiña trató de echar más leña al fuego con la entrada de Perera.

Pero como ningún triunfo rojillo se consigue sin suspense, a falta de dos minutos para el final Perera tuvo el empate en sus botas. Sin embargo, Ricardo volvió a protagonizar otra parada que valía dos nuevos puntos, tal y como ocurriera hace una semana ante el Nastic en El Sadar.

Y al igual que entonces, de la igualada se pasó al segundo gol navarro. El Celta había decidido quemar sus naves y descuidó su zaga, lo que fue aprovechado muy bien por Webó para llevar una contra y dar un buen pase a Juanfran, que se coló entre líneas, sorteó a Pinto y anotó a puerta vacía.

CELTA. Fernando Vázquez no supo buscar soluciones a los problemas que le había planteado su homónimo rojillo sobre el césped. El técnico celtiña confió la dirección de su equipo al joven internacional Borja Oubiña, pero el pivote gallego no estuvo ayer a la altura de las circunstancias. Sus estrellas ­Baiano y Nené­ también estuvieron ausentes durante el encuentro.

OSASUNA. A Ziganda le salió bien su planteamiento para ganar en superioridad en la medular. Raúl García y Muñoz cortocircuitaron la salida de balón del Celta, mientras Nekounam le daba un plus de consistencia a la zaga rojilla. Además, Valdo se metió bien entre líneas y estuvo rápido y efectivo.