Es obvio que no me incumbe trasladar mi opinión sobre el Proceso Constituyente, dado que lo mío es simplemente estudiar arquitectura; pero, como joven ciudadano vascón, me inmiscuyo en el deber de opinar sobre nuestra situación actual.Es obvio que en nuestra Humanidad contemporánea las razones lo son en tanto que vayan acompañadas de violencia estructurada, de las cuales se deriva que, aun poseyendo la razón humanista de la soberanía popular, Vasconia es a día de hoy una colonia francesa y española, sometida y dividida por razones irracionales de poder. Esta realidad colonial observa una temporalidad de aproximadamente mil años, y el mero hecho de que el individuo vascón y su colectividad nacional hayan sobrevivido a las diversas invasiones, ocupaciones, conquistas y colonizaciones indica el alto valor idiosincrásico a su paisaje antropizado milenario.
Es obvio que en la contemporaneidad las telecomunicaciones nos han aportado saber e información, mediante los cuales hemos sabido percibir un mundo que antaño desconocíamos. Hoy por hoy conocemos mejor las situaciones de pueblos colonizados como el uigur, el kurdo, el aranda, el maya o el san; pero me temo que todavía hay un pueblo que desconocemos casi por completo: el nuestro.
Es obvio que si viésemos el planeta Tierra desde el satélite Luna observaríamos esta zona del mundo sin administraciones y sin fronteras. Y si descendiéramos lentamente nos daríamos cuenta de que su paisaje antropizado y su urbanidad poseen similitud entre los ríos Garona y Ebro. Ya pisando tierra empezaríamos a entablar conversación con los habitantes de esta zona, y nos daríamos cuenta de que, aun teniendo un mismo origen cultural, hablan mayoritariamente dos lenguas. Aquella zona que desde el satélite Luna se observaba coherente no tiene su reflejo administrativo natural, y la división artificiosa que padece no deja celebrar a sus habitantes su identidad idiosincrásica.
Es obvio que, ya bien entrada en la Era Moderna, concretamente en el Barroco, Vasconia dejó de ser soberana. Y a día de hoy las vasconas y los vascones hablan francés y español. Pero algunos reflexionamos en vascuence nuestro pasado, presente y futuro; pero también en aragonés, bearnés y gascón.
Es obvio que el francés nos hace españoles y que el español nos hace franceses. Por lo tanto, uno no comprende cómo se percibe con naturalidad el hecho de que un habitante de Vasconia pueda tener tal condición no siendo vascófono, cuando en Francia y en España el mero hecho de no ser francófono e hispanófono respectivamente nos exime de todo deber constitucional. Permaneceríamos en el limbo alegal. Y creo que es lícita la pregunta: ¿Estamos las vasconas y los vascones en un limbo alegal?
Es obvio que el Derecho Vascón, cultivado en milenios de convivencia humana, no tiene la constitucionalidad que le es propia, dado que Vasconia carece de su respectiva constitución consuetudinaria. Las constitu- ciones francesa y española se han instituido en sedición y rebelión contra nuestro Derecho, hasta el punto de liquidarlo. Difícil labor que han procedido a capitular sin éxito completo, puesto que a día de hoy sobrevive en espera de una enmienda nacional propuesta por la nación vascona, acompañada de su respectiva retribución histórica. Retribución que ha de esta- blecerse en la territorialidad que abarca el Derecho Vascón. En este camino cualquier colectivo competente que ose redactar el Derecho Vascón formalizado en la constitución consuetudinaria de obligado acatamiento y cumplimiento tendrá delante la mirada conspicua de cualquier registrador colonial, o de cualquier notaria o notario colonial, o de cualquier juez colonial que procederá, a su vez, en defensa de su constitución colonial, infiriendo por omisión la ya centenaria y tradicional glotofagia por la lengua colonial a la lengua colonizada. El hecho de producir bienes humanos inmateriales en francés y en español es una restricción paralela e inversamente proporcional a la misma producción que se debe en vascuence por acatamiento y cumplimiento de la constitución consuetudinaria, así induciendo al lingüicidio del vascuence por inutilidad. Sólo es posible una única lengua oficial de poder, lo demás son traducciones técnicas sin alma.
Es obvio que el paisaje antropizado vascón ha padecido una colonización que anula toda proyección mental coherente con respecto al Dere- cho Vascón. Cualquier ingeniero o arquitecto debe de obedecer las constituciones coloniales vigentes, y toda proyectación de nuestra respectiva construcción territorial nacional queda relegada hasta la entrada en vigor del proceso constituyente vascón. Por lo tanto, crear e imaginar el imaginario de la situación mental soberana nos costará esfuerzo, necesario y vital para que la producción nacional de bienes humanos materiales sea ejecutable y realizable.
Es obvio que el proceso constituyente vascón necesita de tiempo, ya que los fenómenos de colonización, aculturación y glotofagia ejecutados durante aproximadamente mil años no son restituibles en diez o veinte; pero, tampoco es de recibo que estemos esperando como las vacas ven pasar un tren. Vindico el crear y el imaginar un imaginario de la situación mental en clave soberana, para que más pronto que tarde podamos concebir Vasconia en formato republicano, inmanencia directa de la soberanía del pueblo vascón. Vindico el crear y el imaginar una situación en la que nuestra lengua sea sistémica, creadora de sistema, de valores y de ideas; hecho proficuo para la restitución y retribución humana completa de nuestra idiosincrasia dentro de nuestro paisaje lingüístico y nuestro imaginario mental.
Es obvio que desde la entrada en vigor de la constitución consuetudinaria propia el hecho de ser nacionalistas vascones dejará de tener sentido, y pasaremos a ser ciudadanos de derecho conforme a constitución.
Es obvio que las mazmorras inquisitoriales a ambos lados de la frontera legaron su espacio restrictivo para con la nacionalidad vascona a las cárceles audienciales en las que se ha torturado a miles de vasconas y de vascones, y no es para menos deberles un hogar memorial post-colonial. Llamo a toda vascona y a todo vascón a que reflexione sobre su condición actual de colaboracionista o colonialista, puesto que la constitución la hemos de producir y redactar entre todas y todos, no valen victimismos o autodiscriminaciones.
Es obvio que todos los europeos ganamos en bienestar y en conocimiento en caso de que procedamos a la descolonización de Vasconia y su restitución nacional y estatal, y ello nos reporta la retribución histórica debida, supliendo así en modo simétrico las diversas invasiones, ocupaciones, conquistas, colonizaciones, aculturaciones y glotofagias comisionadas de modo no rogatorio, sino imperial. Todo jurista sabe, o ha de saber, que los crímenes internacionales por colonialismo e imperialismo no prescriben en la medida en que el pueblo colonizado no se haya extinguido y sobreviva a día de hoy, de modo que las naciones colonialistas e imperialistas que hayan ejecutado fenómenos como los ya nombrados han de responder ante un tribunal internacional.
Es obvio, decía el arquitecto transgresor Rem Koolhaas en sus conversaciones con estudiantes, que la arquitectura es una profesión peligrosa. Más si uno procede a incitar a crear ideo-energía para la construcción tanto inmaterial como material de su país injustamente colonizado; siendo consciente de sus riesgos, y anhelando que la ciudad vascona haga fluir la creatividad de sus habitantes, incito a toda vascona y a todo vascón para que cree sistema, valores e ideas de manera que nutra el imaginario de la situación mental soberana.
Es obvio, decía el arquitecto transgresor Le Corbusier, que sobre todo hay que ver lo que se ve, y os pregunto yo si somos capaces de ver u observar estas obviedades. -