Los fachas
El estreno en la sede de CCOO en Madrid de la obra de teatro “Lorca eran todos” escrita y dirigida por Pepe Rubianes fue noticia de los noticiarios televisivos. Se acompañaron de las imágenes de los fascistas españoles más comprometidos con su causa que se hartaron de mostrar banderas anticonstitucionales, de amenazar de muerte, de impedir el ejercicio de ir al teatro a unos cientos de ciudadanos, por cierto con muy pocos políticos para dar ejemplo, de insultar... y allí estaban los números de la Policía intentando que se apartaran, pero pidiéndoselo por favor. Una actitud de comprensión que nos deja con la duda. ¿No se puede pegar un porrazo a un facha so pena de arresto? Antes los anglosajones decían sobre los periodistas que perro nunca muerde perro. ¿Será eso? La cosa es que allí se vieron jóvenes, maduros, ancianas, un cuadro muy sugerente de la composición de los apéndices que mueve el señor Acebes para intentar quedar como un demócrata de toda la vida, porque las cosas que decían estos fachas, eran las mismas que repite la tripleta central del aznarismo y sus voceros mediáticos, pero con estribillo. Y de nuevo apareció Mariano haciendo el ridículo, era para justificar que hasta en el Parlamento Europeo Mayor Oreja y sus mentiras gordas quedaron en minoría absoluta. Ni con el PP europeo se entienden. ¿Por qué? Pregunten a los de los gritos y los brazos en saludo romano. Pero la tele también nos da ratos mejores. Ha vuelto Eva Hache. Ha renovado algo su programa “la noche Hache”, con Coronas como enviado especial, con los guiñoles en vivo, y en interrelación con la presentadora. Búsquedas, afinamientos para que sea todavía más competitivo. Y no creo que de momento aporten demasiado, sigue siendo ella con sus colaboradores habituales los que proporcionan los momentos de mayor lucidez, atrevimiento y calidad crítica comunicativa. Los guiñoles son buenos, son espectáculo, sí, pero el modelo era más íntimo. Por cierto, pasé un momento por “Channel 4” y sigue siendo un monumento a la horterada con lacitos de colores. No se sostiene por ningún lado, pero forma parte de la cabezonería del programador. -
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