DONOSTIA
Fue su amigo y vecino de Nueva York Julian Schnabel quien presentó a Matt Dillon en la gala de entrega del premio Donostia y lo hizo como si estuviera en casa, en pijamas y zapatillas. Momentos antes, la actriz Lucía Jimenez había hecho un repaso de la carrera del actor americano desde que éste debutara a los 15 años hasta sus últimos papeles en “Crash” y ”Factotum”. Matt Dillon, que saludó primero en euskara con un «Eskerrik asko», abrazó a su amigo Schnabel y dijo que no le extrañaba que éste tenga como su segundo hogar a Donostia. «A la hora de recoger este premio es extraño, pero me siento como si estuviera en la mitad de mi vida y me pregunto si podré volver dentro de treinta años para recibir de nuevo el premio», dijo y añadió, dirigiéndose a su amigo, que él también quiere venir a vivir a Donostia.
Matt Dillon ha trabajado en cerca de cuarenta películas y ha dirigido dos. Es uno de los actores más versátiles del cine americano y de los que logró hacerse un hueco en el cine independiente de ese país. Con 42 años, ha sido el actor más joven que se ha hecho acreedor del Premio Donostia.
Versatilidad
Horas antes de que le entregaran el premio había comparecido ante los medios para preguntarse sobre el significado del premio. «Espero que no sea un premio que me conceden en reconocimiento a toda mi carrera. Creo que la dirección del festival ha optado por distinguir a un actor veterano y a otro más joven». Recordó que había comenzado a trabajar de muy joven con nada menos que con Francis Ford Coppola. Participó en “Los rebeldes” con 18 años y en “La ley de la calle” con 19. «Hay muchos jóvenes que no saben qué hacer con su vida hasta que salen de la universidad. Yo no tuve ninguna duda. Creo que eso es una bendición», dijo y aprovechando que había citado a su mentor añadió que siguen teniendo una relación muy estrecha y que es muy posible que tras tantos años vuelvan a trabajar juntos. «Es una especie de genio. Cuando yo dirigí mi propia película me dio consejos con los que no estaba completamente de acuerdo, pero eran mucho mejores que los que daban otros», prosiguió.
Matt Dillon supo alejarse desde sus inicios del estereotipo de «duro», dotando a sus personajes de una melancolía y una humanidad. Ayer, por ejemplo, habló de su papel en “Factotum”, el personaje de Henry Chinaski, que es una especie de alter ego de Charles Bukowski. «Cuando era más joven me gustaba el humor irreverente de Bukowski y su estilo de vida de Bukowski, basada en la bebida y en el sexo. Era un iconoclasta que mandaba a la mierda a la sociedad. Pero cuando interpreté su personaje sentí que Bukowski era mucho más vulnerable y que muchas de sus actitudes se debían a su timidez. Si leen su poesía, ahí es donde se descubre el verdadero Bukowski, mucho más que en su prosa, en sus novelas y en sus narraciones cortas», dijo. Habló también del racismo, uno de los temas que trata la película “Crash”, de Paul Hagis, donde participó recientemente. «En América hemos convivido con colectivos étnicos muy extensos, algo que las sociedades europeas están experimentando ahora. Es verdad que tenemos graves problemas con el racismo, pero al mismo tiempo creo que hay un compromiso para superar este problema. Con la administración actual, hemos retrocedido en muchos campos, pero América es un gran país y estoy convencido de que volveremos a superar esta crisis», continuó.
Bromeó con una periodista que le había preguntado por qué no hacía de tipo guapo en las películas. «Es verdad que no hago de guapo, pero eso no quiere decir que no lo sea», respondió.
Se refirió también a su gusto por la versatilidad. «No todos los papeles tienen que ser de personajes complejos. Muchas veces se hacen películas de género que no tienen mayores dificultades. Pero de vez en cuando te ofrecen personajes en los que hay que intentar buscar el talón de Aquiles. Además del papel de Bukowski, he interpretado el papel de un esquizofrénico, aunque creo que sólo cuatro personas han visto esa película. Me gusta cambiar de papel», señaló.
Habló también de su experiencia como director en “City of Ghosts”. «Fue una experiencia maravillosa, fue como vivir una nueva vida dentro de mi vida. Ver cómo crece una idea hasta convertirse en película es como parir. Es una aventura. Me gustaría volver a dirigir, pero como también soy actor, siempre me desvío, tiendo a dejar para más tarde los proyectos que vienen a la mente», dijo Matt Dillon.
La vida de un músico
Se le pidió que citara algunos proyectos concretos que quería emprender, pero se negó a ello, «no porque sea supersticioso, sino porque no me gusta hablar de proyectos que no se han plasmado todavía.
«Hay un proyecto que está algo adelantado. Es la vida de un músico de la calle de Nueva York de los años 40. Me parece interesante y me gustaría encarnar y a la vez dirigir esa película», dijo.
Matt Dillon pertenece a la generación de actores más prometedora de la historia del cine. Un periodista le preguntó si se habían visto cumplidos los sueños que había tenido de joven. «Yo la verdad es que no tenía grandes sueños respondió. La carrera de un actor no es un sprint, es una maratón».
