· SECCION OFICIAL: «PUESTO FRONTERIZO», de Rajko Grlic
Historias de la puta mili, en la Yugoslavia prebélica
DONOSTIA
En 1987, un grupo de soldados de reemplazo del Ejército yugoslavo que «defiende» la frontera con Albania vive una peripecia que empieza como come- dia, continúa como drama y culmina como tragedia. Las de “Puesto fronterizo”, película que ayer compitió en la Sección Oficial, son «historias de la puta mili», pero con un país al borde de la guerra como telón de fondo.«He intentado descubrir cómo éramos para saber por qué prendió tan fácilmente entre nosotros la mecha de la guerra», declaró ayer el director, el croata Rajko Grlic, que se encuentra en Donostia con buena parte de su equipo, multiétnico, para presentar el filme, primera coproducción de todos los países de la ex Yugoslavia desde se inició el proceso de desintegración. El director, quien aseguró que lleva años sin hablarse con Emir Kusturica, como consecuencia precisamente de sus discrepancias a la hora de analizar lo que ha pasado en Yugoslavia, negó que la de “Puesto fronterizo” fuese una mirada nostálgica. «Aquello tenía cosas buenas y malas; le llegó el final, y punto. Pero eso forma parte de nuestro pasado y tenemos derecho a recordarlo. Es más, lo primero que han intentado hacer los nuevos mandatarios ha sido borrar ese pasado común. No es nostalgia del sistema, que, de hecho, ponía pegas a mis películas, sino de la gente», dijo. En ese sentido, Grlic, que ha trabajado durante los últimos quince años en el extranjero, declaró que ha sido «muy agradable» volver a rodar en su país con un equipo multiétnico, algo que no debe interpretarse como un intento de «reunificar» Yugoslavia desde la cultura ni nada por el estilo. «Eso es pasado», insistió. Sergej Trifunovic, que en la película interpreta el papel de un soldado díscolo, también se mostró díscolo en la rueda de prensa. Lamentó que “Puesto fronterizo” no se hubiese hecho antes, ya que, en la actualidad, consideró que no deja de ser un filme «políticamente correcto».
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