Todo lo bueno acaba y este festival también. La 54ª edición ha ido mejorando a medida que pasaban los días. Tengo la sensación, de que el sol ha acompañado a un final en el que la risa y el buen humor nos dejaban un regustillo dulce para acabar así con la tristeza de los días lluviosos pasados. La risa no sólo ha fluido en las butacas de los cines o en los bares a altas horas de la noche. Al parecer, el buen rollo ha sobrepasado los límites de la ciudad y ha llegado hasta algún que otro lugar de nuestra geografía donde la promoción de una de las películas vascas del festival, “Kutxidazu bidea Isabel”, se hacía en la retaguardia de una manifestación que reivindicaba algo, aún no tengo claro el qué, pero sí el cómo; en pelota picada. Y allí que se fue una de las agentes de prensa más prometedoras del mundo mundial a repartir octavillas sobre la película.

Hay gente con talento y luego están los genios. ¡Maja, más que maja!

Y de promociones apañadas y ocurrentes a películas con carácter y sobradas de inteligencia, entre ellas las del danés Lars Von Trier. “El jefe de todo esto” es una comedia sencilla pero rica en recursos que mantienen al espectador atento en todo momento a lo que va a suceder en la pantalla. El último trabajo del director de “Rompiendo las olas” conseguía casi sin esfuerzo arrancar las carcajadas del público. Y a carcajadas también se vivía el momento en el que el danés conectaba mediante videoconferencia. No tan gracioso, pero sí a tener en cuenta, ha sido el momento en el que una fan se abalanzaba hacia Matt Dillon y caía al suelo. Tras la caída, éste le ha prestado la atención que merecía. -