Chillida-Leku expone obras que remiten a la filosofía
Eduardo Chillida tuvo en la filosofía a una especial aliada para la experimentación artística, una búsqueda que dio como resultado dibujos, gravitaciones, collages y esculturas, parte de los cuales se muestran desde ayer y hasta el 15 de enero en el museo Chillida-Leku de Hernani. La muestra coincide con un congreso de Ontología que reúne a pensadores de todo el mundo.
DONOSTIA
La exposición “Chillida, la densidad de lo real” se inauguró ayer a la tarde en el acto de apertura del VII Congreso International de Ontología, que en esta edición abordará las controversias que la irrupción de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación plantean desde el punto de vista filosófico. Pensadores de todo el mundo discutirán sobre «lo real y lo virtual» en un espacio en que las obras de Chillida se pueden observar como parte de lo primero, del mundo de una materia que el escultor transformó para dar respuesta a su «sed de conocer y comprender el presente», según explicó el hijo del artista y director del museo, Luis Chillida.
31 piezas Son 31 piezas reunidas para esta exposición en una de las salas del caserío, todas ellas de pequeño formato que representan los grandes momentos de cambio que tuvieron lugar en la trayectoria del artista, como los dibujos de sus primeras manos, que le llevaron luego a trabajar conceptos como la línea, el límite, la concavidad o los pliegues. Por primera vez se exhibe “Ilarik II”, de 1954, con la que se acercó a la madera como un material que le iba a permitir trabajar con piezas de mayor tamaño y dar un paso de la figuración a la abstracción, que dio definitivamente con el hierro, cuya primera obra, “Ilarik I” está fechada en 1951.
También se expone su “Homenaje a Kandinsky” en alabastro, un material con el que unió la luz y la arquitectura y al que le condujo un viaje a Grecia en 1965. La tierra chamota, que encontró en una región francesa, le abrió al mundo de un material macizo y compacto con el que trabajó sus famosas “lurrak” (tierras en euskara), algunas de las cuales se encuentran en esta exposición. Algunas «mesas», los bloques de acero apoyados sobre tres puntos que Chillida creó a comienzos de los 80, y las originales “gravitaciones” nacidas a partir de 1985, en las que papeles recortados y cosidos con hilo cuelgan en el espacio, ponen el fin al recorrido de la muestra. Esta es la tercera ocasión en la que el museo Chillida colabora con el Congreso Internacional de Ontología, del que el escultor fallecido formaba parte de su comité científico.
Una obra poco conocida
DONOSTIA En 1950 regresó a Euskal Herria tras su estancia de París y se estableció en Hernani, donde comenzó a colaborar con José Cruz Iturbe, con quien realizó su primera obra abstracta en hierro que tituló “Ilarrik” (Piedra funeraria) y con la que une la escultura contemporánea con las estelas funerarias vascas, que dormían como fantasmas en el museo San Telmo de Donostia o en el Museo Vasco de Baiona. A partir de esa escultura realizó otras estelas en diferentes materiales. Una de esas obras, “Ilarrik II”, fue realizada en madera en 1954 y ha sido una obra que pocas veces se ha exhibido en público. Lo hace dentro de la presente muestra.
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